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Elizabeth De la Cruz
Miércoles, 15 de junio 2016, 12:44
Entrañable y con ese buen humor que siempre traspasa la pantalla y los escenarios, pero también el hilo telefónico que mantuvo ayer con IDEAL para hablar de la nueva obra que le traerá a El Ejido el próximo sábado, la reconocida actriz, Concha Velasco (Valladolid, 1939), desvela todas las claves para entender al nuevo personaje que interpreta, Juana la Loca, en Reina Juana. Y es que a sus 76 años de edad, Concha Velasco se confiesa feliz en lo laboral, y también en lo personal, recuperada y enamorada de su nieto.
No es ni mucho menos la primera vez que visita El Ejido, pero sí en la que participa en su reconocido Festival de Teatro. ¿Qué recuerdos le trae esta tierra y su público?
Me trae recuerdos entrañables. Primero, y el más grande, porque aquí nació mi queridísimo Manolo Escobar, y es una tierra muy querida por mí y que conocí más a través de nuestra amistad. También por mi ex, Paco Marsó, que nació en Macael, así que mis hijos llevan sangre de Macael en sus venas. En El Ejido concretamente he trabajado varias veces en el Auditorio, efectivamente no en el Festival de Teatro, pero hace un año escaso estuve con la obra, Olivia y Eugenio, creo que el único día que ha llovido en El Ejido -bromea-, y no teníamos paraguas. Me gusta mucho, conozco sitios estupendos, sobre todo a través de Pepe Barrionuevo que también vive allí, y de Esperanza, a quienes siempre que voy les veo y les abrazo.
Este sábado a partir de las 22 horas se convierte en Reina Juana. Una obra escrita por Ernesto Caballero y dirigida por Gerardo Vera, con el que además es la primera vez que trabaja. ¿Cómo surgió este encuentro?
Le conocía, he visto todos sus trabajos como escenógrafo y después, como director. En la época en la que estuvo como director del Teatro María Guerrero vi todos sus espectáculos porque soy asidua al teatro, de las que va a ver a sus compañeros, a los que admiro y a los que no admiro pues no voy, pero esos no digo quiénes son, porque por lo general admiro a todo el mundo, pero especialmente a Gerardo Vera. El último trabajo que vi de él fue el de los Hermanos Karamázov, con Juan Echanove de protagonista, y me quedé fascinada. Entonces pensé, qué suerte tengo que ahora me va a dirigir a mí, y la verdad es que ha sido un encuentro personal entre nosotros irrepetible. Lo que me ha dado Gerardo Vera como director, lo que ha sacado de mí como actriz He trabajado mucho con José Carlos Plaza, en musicales, el último espectáculo fue Olivia y Eugenio, y me costaba mucho trabajo porque cuando te acostumbras a un director tan importante como él, que me conoce desde que era niña, desprenderme del útero paterno, digámoslo así aunque suene mal, me costaba. Pero de repente me he encontrado con que Gerardo ha sacado cosas que ni siquiera yo conocía que existían en mí. Estoy feliz, contenta, no se puede ser más feliz. Además he tenido unas críticas tan maravillosas que me voy a hacer una manta de verano para ponérmela en la siesta y leerlas.
Reina Juana tiene forma de monólogo. ¿No le ha dado un poco de vértigo enfrentarse sola al público sobre el escenario?
Cuando leí la obra me gustó tanto lo que me propuso Juan José Seoane y el texto de Ernesto Caballero, dramaturgo al que yo también he seguido y he visto toda su obra, y que actualmente es el director del Centro Dramático Nacional, que para mí era un gozo. Siempre pensé que esto iba a ser un reclinatorio y un foco, y luego se convirtió en un grandísimo espectáculo. Aunque es un monólogo porque la que habla soy yo, ya se ha convertido en otra cosa. El otro día me decía mi nieto, abuela he visto a los comuneros, he visto a las brujas, he visto a Felipe, sí claro, si es que salen todos. Yo no me siento sola, empiezo la función sabiendo que no estoy sola, que sí que estoy sola, pero no lo estoy.
¿Le costó mucho aprenderse el texto?, ¿Cómo logró hacerlo suyo?
Sí, he estudiado mucho. Cinco horas por página, me ha costado mucho porque es un texto poético, del siglo XV y XVI, hay textos auténticos sacados de los libros, y Gerardo me ha hecho leer tantos que ha llegado un momento en el que he dicho que ya no leo más libros, porque me ha pasado con Juana lo que me pasó con Santa Teresa, que sigo leyendo libros de su vida. Y tengo siete sobre Juana aquí encima de mi mesa, el último me lo han mandado hace unos días, y sigo leyendo sobre ella porque no solamente es la historia de Juana, es la historia de España y del universo, porque decía Felipe que en su imperio no se ponía el sol, pero no era su imperio, era el de Juana. Juana nunca renunció a su corona, se la robaron, le maltrataron, le encerraron, le llamaron loca cuando era una superdotada, porque ella lo que estaba era enamorada. Lo que pasa es que cuando te enamoras y le dices a tu amor, de dónde vienes y dónde dormiste anoche, la respuesta es: anda cállate que estás loca. Ahí empieza la locura de Juana, que no estaba loca para nada. Hombre, al final, cuando después de 45 años estás encerrada entre cuatro paredes de una fortaleza, sin ventanas, sin luz, y te quitan a tu hija a través de un agujero en la pared, cómo quieres que esté esta señora. Pero cuerda hasta el último momento.
Siempre ha sido también muy coqueta, ¿cómo lleva eso de aparecer en escena sin maquillar?
Yo estoy encantada en este momento de mi vida. Creo que lo mejor que le puede pasar a una mujer, si sirvo de ejemplo para algo que no creo que sea ejemplo de nada, es que una mujer debe saber envejecer con dignidad y no escuchar las campanas esas de usted opérese, búsquese un novio, está a tiempo de todo. Estamos a tiempo de lo que estamos, de vivir la madurez con dignidad.
Sueños y proyectos
¿Aún le queda algún personaje por interpretar?
Yo siempre digo que la Celestina. Siempre lo digo porque me pongo metas grandes. Siempre he tenido una capacidad de admiración enorme, tuve la suerte de trabajar con Mary Carrillo a la que venero, digo que venero porque aunque ya no esté en este mundo tuve la suerte de trabajar con ella, me lo propuse y hasta que no conseguí trabajar con ella en Buenas noches, madre no paré. Y ahora no voy a parar hasta que trabaje con Nuria Espert. Fíjate qué meta tan alta me pongo. Me hubiera gustado hacer una Celestina musical que tenía ya preparada José Carlos Plaza. Pero ahora, después de Juana que he firmado un contrato de dos años, no sé qué haré. No lo sé. Tengo una obra de teatro que me ha mandado Gerardo Vera, maravillosa, dramática, y tengo otra de un autor novel, joven y desconocido que no pienso decir, muy divertida, y yo me entretengo ahora leyéndome estas dos obras mientras sigo estudiando Juana cada día, porque viajo con el texto, y no puedo dejarlo, es un texto difícil con el que no se puede estar leyendo otra cosa.
Tras más de 60 años en los escenarios, de seguir en el teatro y en la televisión, y tan querida por el público, ¿se siente una privilegiada?
Una privilegiada trabajada, porque yo con 10 años, ya formaba parte del ballet de la Ópera, y ya estaba en un escenario, ya era doña matrícula de honor, tengo que decirlo. Siempre he sido muy disciplinada, muy estudiosa, primero como bailarina y luego como actriz. Y siempre lo he podido compaginar con la vida privada. Ahora es más difícil porque claro, el nieto no es mío, es d sus padres, pero mis hijos se han criado en los camerinos estupendamente.
En su vida ha pasado por momentos de todo tipo, difíciles situaciones, una dura enfermedad, ¿de dónde ha sacado siempre las fuerzas para reponerse Concha Velasco?
Pues precisamente de lo que me gusta mi trabajo, y de lo que me gusta la vida. Recuperarse ya no se recupera una en la vida, porque son tratamientos muy fuertes que te dejan secuelas. Estoy ahora tan delgadita porque no puedo pasarme de la pechuga de pavo y el salmón. Ya no puedo comer como comía cuando iba a Almería. Menos mal que me van a poner una butaca en el Auditorio de El Ejido, que era lo que no tenía.
Vaya, en principio lo de su butaca de honor en el Auditorio de El Ejido iba a ser una sorpresa...
Como se la han puesto a Pepe Sacristán, y él es mi amigo, me lo ha chivado -ríe a carcajadas-. Qué bien. Me hace mucha ilusión.
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