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«Tenemos la clase política que merecemos»

«Tenemos la clase política que merecemos»

José Sacristán intercambia impresiones con IDEAL antes del estreno de su obra el próximo 4 de junio, a las 22 horas, en el Auditorio de El Ejido

Elizabeth De la Cruz

Miércoles, 1 de junio 2016, 13:23

Entrevistar a un más que consagrado y respetado actor del panorama actual, al que avalan más de 50 años de trayectoria profesional, no es tarea fácil. Sí lo resulta, por el contrario, escuchar sus reflexiones, las de José Sacristán (Chinchón, Madrid, 1937), durante la entrevista telefónica que le realizó este martes IDEAL para hablar de Muñeca de porcelana. Una obra de David Mamet, que de la mano de Talycual y Bravo Teatro se subirá al Auditorio de El Ejido este sábado 4 de junio, a partir de las 22 horas. Una versión de Bernabé Rico, bajo la dirección de Juan Carlos Rubio, y con la participación de Javier Godino, quien junto a Sacristán evocarán en el espectador, a buen seguro, numerosas sensaciones e impresiones.

Este sábado no será la primera vez que pisará El Ejido, aunque sí la de su estreno en el Auditorio. ¿Qué opinión le merece que esta ciudad dedique casi un mes al teatro?

Me parece formidable que una ciudad como El Ejido tenga esa delicadeza y esa atención de dedicarle al mundo del teatro ese considerable esfuerzo, y además me consta que es así.

En la pasada edición, ya participó en el Festival, y el 4 de junio repetirá con Muñeca de porcelana. ¿Cualquier parecido con la realidad de la España actual es pura coincidencia?

No, no en absoluto. No es pura coincidencia. El señor Mamet es un testigo, un cronista de su tiempo muy lúcido, lo viene ya demostrando desde hace mucho tiempo, y lamentablemente todo lo que cuenta que ocurre en su país es trasladable al nuestro. La figura del personaje que yo interpreto, ese tipo que controla no solamente el poder económico, o el poder político y como consecuencia también el poder moral, ese está en todas partes, y lamentablemente está también aquí entre nosotros, abundando mucho más de lo que pudiéramos desear.

¿Cómo puede el público aplicar el mensaje de esta obra?

Yo no soy partidario de mensajes, no queremos dar doctrina. Se desprende de la peripecia argumental lo que cada uno quiera interpretar y sacar, lo que sí es cierto es que es inevitable hacer una reflexión donde el autor pone el punto de vista. En el abuso terminante o terrible del poder en todos sus aspectos. Una de las cosas que más me gusta de la obra de Mamet es que no intenta enseñarnos cómo tenemos que vivir. Él expone una situación dramática, como lo hicieron otros y cada uno que saque sus propias conclusiones. No hay un intento de moralizar, ni de dogmatizar.

¿Esa es también su filosofía de vida?

En cuanto a mi trabajo, sí. Porque luego yo como ciudadano me parece que tengo que tener mis compromisos y hacer mis tomas de posición frente a lo que pasa, pero como actor, el elegir esta función es porque habla de lo que habla. Pero habla de lo que habla insisto, como lo habla, no queriendo dar doctrina.

Ha recibido numerosos galardones, lleva más de 50 años subido a los escenarios y además sus reflexiones están cada vez más de actualidad. ¿Cuál es su secreto?

No tengo idea. Hay una serie de cuestiones que no conviene olvidar, el estudio, la dedicación, el estar pendiente, entrenado, y en condiciones, y luego la suerte que no deje de acompañarte. En principio hay unas constantes mediante las cuales se puede más o menos, y digo más o menos, garantizar que una trayectoria puede durar, o puede ser de una índole u otra, pero no hay fórmulas. La mía en mi caso concreto creo que tendrá que ver con el entusiasmo que uno pone desde el principio y el estar más o menos entrenado, y tener alguna que otra capacidad para hacerlo, pero no hay fórmulas, no sabría decir una manera concreta.

¿Qué papel no le han ofrecido nunca y le gustaría representar?

Hay muchos, pero no me obsesiona, no han llegado pero tampoco no tengo, no me quita el sueño. La razón fundamental es porque yo estoy en este oficio por lo que tiene de juego maravilloso. De jugar a hacer creer al otro que eres el que no eres, y que se emocione, se ría, que algo le pase o lo que sea, y contribuir de cualquier manera a que la gente medite o reflexione, o tenga en cuenta algo que le merezca la pena en su vida, pero no tengo una fijación concreta.

Hoy, a sus 78 años, cuando mira atrás y recuerda su origen, la realidad de la España en la que le tocó vivir, sus primeros pasos en la profesión, ¿cambiaría algo?

No, nada, nada. Las cosas han venido como han venido. Yo cambiaría los siniestros de la España en la que viví y en la que crecí, la España de la guerra y la posguerra, y su continuidad. También cambiaría cosas de la España de hoy, puestos a cambiar. Pero no tengo ninguna capacidad, por lo tanto, ahí lo dejo.

En sus últimas entrevistas ha llegado a calificar la realidad democrática actual del país como una derrota de los ciudadanos. ¿Por qué esa afirmación?

Sinceramente no recuerdo haber dicho eso. No hago sino lamentar la deriva en la que se mueve la democracia española, que sea la que es no me gusta. Es lamentable todo el comportamiento de la izquierda en los últimos años, me parece que al margen de comportamientos personales la derecha en general en este país es una derecha impresentable, y en cuanto a los partidos emergentes, me parece formidable que se den, que estén ahí, pero es que hay unas señales que a mí personalmente, de algunos comportamientos, de los directivos emergentes que no me gustan. Pero por lo demás, no hago más que asumir yo también mi propia responsabilidad como ciudadano de este país. Los políticos están ahí porque los ponemos nosotros, y van a volver a ser votados los chorizos de toda la vida, los vamos a volver a votar, y entonces qué pasa, que somos así, pues entonces tenemos a la gente que nos merecemos. Todos. Los actores, los fontaneros, los médicos, todos tenemos la clase política que nos merecemos, ni más ni menos.

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