

Secciones
Servicios
Destacamos
ELIZABETH DE LA CRUZ
Jueves, 21 de abril 2016, 12:44
-¿Por qué siente esa admiración por la figura de Leonardo da Vinci?
-A nosotros nos enseñaron que Leonardo da Vinci era un gran pintor del Renacimiento y no es verdad, porque fue muchas cosas más, solo que de vez en cuando pintaba. Siempre se nos ha vendido que tiene más enigmas de los que de verdad tiene. Creo que el verdadero legado de Leonardo está manipulado, pero a pesar de todo lo que tuvo en contra se puede llegar a triunfar.
-¿Y por qué matarlo, cómo se le ocurrió ese título?
-Porque me gusta. Creo que es un título ambiguo y Leonardo jugó con la ambigüedad durante toda su vida. Y además porque en el libro mato a Leonardo Da Vinci genio y hago renacer como un ave fénix a Leonardo Da Vinci hombre, que creo que es mucho más interesante.
-En definitiva, deja a un lado esa imagen de genio para centrarse en el hombre...
-Hay dos tipos de genio. Los genios que nacen como Mozart y luego están los genios que se hacen a sí mismos como Leonardo. Nosotros cuando decimos que era un genio lo hacemos con una perspectiva de 500 años, pero él no se consideraba genio ni le consideraban un genio. De hecho era un niño ilegítimo, iletrado, disléxico, bipolar y con déficit de atención, y eso nunca se nos contó y esa es la parte bonita.
-¿Cuánto tiempo le ha llevado investigar su figura?
-Cinco años, concretamente desde septiembre de 2009.
-Además, al tratarse de una trilogía, no será su último libro con Leonardo da Vinci como protagonista, ¿no es así?
-Es cierto que he creado una trilogía y este es el primer volumen, pero Leonardo empieza y termina, nace y muere con esta novela. Las otras dos no van de Leonardo, sino sobre otros artistas cuyas vidas creo que merecen ser recontadas de nuevo. Pero Leonardo desde el punto de vista laboral, tengo muchas cosas todavía preparadas para él, y la más próxima y cercana tiene que ver con la literatura infantil y con el potencial de los niños.
-En multitud de ocasiones ha hablado de que, a su juicio, existe un gran paralelismo entre Da Vinci y la juventud actual, ¿en qué se basa?
-Leonardo sufrió todo lo que se sufre hoy en día también. A nosotros se nos decía oye, si te sacas una carrera tendrás el futuro asegurado. Y no es que fuese mentira, pero no era verdad, y hoy hemos descubierto que nunca se sabe lo que puede pasar en cinco años. Leonardo, lejos de versarse en la educación reglada, lo que para él marcó la diferencia, y creo que lo que marcaría hoy la diferencia en el siglo XXI, es lo que estamos dispuestos a hacer. Es decir, una cosa es la educación reglada, que es indispensable, pero que lo que marca la diferencia es la autoformación y la pasión que le pones a la hora de hacer las cosas, y fue por lo que él triunfó. Incluso sufrió también de esa fuga de cerebros, que hoy vemos desgraciadamente como una obligación y no como una opción. Después de 64 años tuvo que irse de los estados italianos para triunfar en el extranjero porque no triunfó en la península Itálica. Solo tres años duró su aventura en Francia, murió con 67, y solo durante esos tres años fue considerado como maestro de maestros.
-¿Cree que queda algún Leonardo hoy en día en nuestro país?
-Todos aquellos que creen en la multidisciplina. Todos aquellos que mientras los demás les señalan recordándoles sus fracasos y criticando tanto lo bueno como lo malo, ellos invierten ese tiempo en intentar ser mejores en vez de devolver esas críticas.
-¿No piensa que es más difícil ser joven hoy día?
-No más difícil que hace 30 años, ni más difícil que hace 500. Lo tienen difícil, punto. Pero cuando una cosa es difícil, ¿qué es más o menos difícil?. Nuestros padres lo tuvieron difícil, nuestros abuelos más todavía. Hace 500 años tampoco había trenes, coches, Internet, no había nada. Es que nunca dijo nadie que esto iba a ser fácil. Nunca. Eso de pegar el pelotazo o decir, con esto me forro, no existe. El camino es la perseverancia y el sacrificio.
-¿Ha sido el suyo?
-Por supuesto. Yo no seguí la educación reglada. Es verdad que estudié Magisterio y Filología pero no terminé ninguna de las dos. En general yo siempre lo resumo en cinco pasos, curiosidad, observación, perseverancia, sacrificio y pasión, ese ha sido mi camino. Ojo, no digo que siguiendo esos valores que también siguió Leonardo uno acabe siendo un genio como Leonardo, ni tampoco que siguiendo esos valores uno acabe presentando 'Pasapalabra', creo que eso es lo que marca la diferencia. Pero incluso cuando no nos salgan las cosas bien, no significará en absoluto que hemos fracasado, significará que hemos aprendido y que habrá que seguir luchando.
-De hecho, así lo intenta trasladar en las conferencias que ofrece...
-Intento motivar y convencer de qué es así, de que el camino es duro, pero somos el único país que vemos la fuga de cerebros como algo negativo. De Los Pirineos para arriba todo el que quiere triunfar o al menos conseguir el trabajo de sus sueños se va. De costa a costa si es necesario. Pero nosotros tenemos un problema de educación histórica, y bastante grave. Para nosotros salir fuera es fracasar, irte lejos de la familia es fracasar pero, ¿por qué si queremos buscar nuestros sueños?, ¿por qué hay que tener miedo a salir fuera? Porque se nos ha enseñado así.
-¿Y qué hay de la suerte, o de las oportunidades?
-No creo en la suerte ni en las oportunidades. Yo he fracasado muchas veces, muchas. Estuve tres años y medio presentando 'Desesperado Club Social' y hasta obtuvimos un premio Ondas. Cuando terminé pensé que me iba a comer el mundo y no llamó nadie. Un mes, dos meses, tres meses, un año, y dejé la televisión y me puse a trabajar en una juguetería. Hasta que me llamó por teléfono un año y medio después una persona que había trabajado conmigo y me quiso hacer la prueba para 'Caiga quien Caiga', y a partir de ahí nunca dejé la televisión. Pero, ¿es suerte que me llamara esa persona? No, es estadística. ¿Lo hice bien en aquel momento? ¿Quedó él contento con mi trabajo? Solo tuvo memoria, para mí no es suerte, sembré una semilla de las muchas que sembré y floreció una, solo una, pero floreció. Luego hay que dar la talla y hay que saber estar a la altura. Y en este caso la altura era que mis padres de pequeño me habían enseñado a hablar inglés, y el resto de mis compañeros no hablaban inglés, aunque eran periodistas y yo no, pero no hablaban inglés, ¿eso es suerte? No, es preparación, lucha, sacrificio, estadística... Pero la suerte, no creo en la suerte.
-¿Un sueño por cumplir?
-Yo no sueño mi vida, vivo mis sueños. De momento hoy y mañana y luego ya veremos».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.