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Inmaculada Acién
El Ejido
Lunes, 10 de junio 2019, 18:47
Si algo caracteriza a La Cubana, además de que sus espectáculos son siempre garantía de risa y entretenimiento, es que el público no es un mero espectador, sino que forma parte de sus historias de manera activa.
Todo eso y mucho más es lo que se encontró el público en el espectáculo 'Adiós, Arturo', que la compañía llevó a escena desde el jueves y hasta el domingo en el municipio de El Ejido, en el marco de su 42 Festival de Teatro. Un espectáculo en el que de pronto hubo espectadores que se vieron enfundados en un traje de penitente, un traje de flamenco o con unas plumas haciendo un poco el indio, por poner algunos ejemplos. Eso sí, un espectáculo que garantizó la diversión y la risa.
Además, todo aquel que presencia una obra de La Cubana tiene el honor de disfrutar de una obra personalizada, porque se adapta y de qué manera a cada ciudad por la que pasa. Así, pese a que hace seis años que La Cubana no visitaba el Festival de Teatro de El Ejido, aún son muchos los que recuerdan aquella obra de 'Campanadas de Boda'.
En este sentido, 'Adiós, Arturo' mostró el funeral de Arturo Cirera Mompou, uno de los personajes más importantes en el mundo de las artes y de la cultura mundial, y que nació en El Ejido en 1918. Allí se crió junto a su hermana, que estudió en el Divina Infantita, mientras que él lo hizo con Don Antonio Mira, un maestro muy conocido. Arturo vivió primero en Las Norias y luego se mudó a la carretera de Málaga en El Ejido, donde vivió hasta el año 30, cuando a su padre lo destinaron a Valencia.
Sin embargo y pese a que durante su vida vivió alejado de esta tierra, en la obra se cuenta cómo siempre estuvo unida a ella, los platos típicos de la cocina almeriense que le gustaban, su afición a las fiestas de San Marcos que siempre que podía visitaba y su contribución para que sea declarada Fiesta de Interés Turístico, así como sus contribuciones a la puesta en valor de su patrimonio.
No faltaron referencias a los invernaderos y comentarios de fina ironía con los que el público soltó sonoras carcajadas. También hubo referencias a uno de los personajes de la zona más conocidos como Manolo Escobar, del que se dice que Arturo fue padrino y en cuyo honor no faltó durante la obra de teatro la interpretación de la canción 'Viva Almería', que incluso el público tarareó y cantó.
También hubo espacio para la reivindicación, ya que tampoco faltó una mención a la situación de la costa ejidense. Y es que entre los diferentes personajes que fueron subiendo a las tablas del Auditorio, donde se ubicaba el féretro de Arturo Cirera, para darle su último adiós de la manera más vario pinta, tampoco faltó una representación de la tierra ejidense, con una persona a la cabeza, Divina, presidenta de la 'asociación para la recuperación al mar, de las playas de la Torre de Balerma'.
Unas continuas alusiones que sorprenderán al público y que permite ver la gran labor de documentación y preparación que lleva detrás cada actuación de La Cubana, así como la calidad de los artistas, que además de los números fijos que hay en el espectáculo, deben combinarlos con nuevos espacios, textos y argumentos, en cada ciudad que visitan.
Durante este primer número de la noche se proyecta además de fondo un vídeo con imágenes del municipio.
Y es que por el escenario van pasando algunas de las personas que más importantes han sido en la vida de Arturo, una vida bien larga que duró 101 años. Pero en un funeral que rompe con lo habitual, porque frente a lutos, quiere color, frente a llantos quiere risas y música, y frente a la familia prefiere a los amigos. Un verdadero canto a la vida y que trata de hacer ver que la vida es un privilegio vivirla.
Homenaje a La Cubana
Después de tres pases de su obra teatral 'Adiós, Arturo' con los que La Cubana deleitó a los ejidenses desde el jueves hasta el sábado por la tarde y después de las grandes tardes y noches de risas, diversión y espectáculo con que obsequió a ese municipio desde hace años, el sábado por la tarde llegó el momento de que fuera el municipio de El Ejido el que rindiera homenaje a esta gran compañía teatral y lo hizo ofreciéndole una butaca de honor con su nombre en la platea del Auditorio.
A la finalización del pase de las seis de la tarde, cuando el reloj contaba las ocho y cuarto de la tarde, Jordi Milán, director de La Cubana, descubrió la placa con el nombre de la compañía, que se ubica en la fila 14 del patio de butacas A, junto a otros nombres ilustres como el de Josep María Pou, que recibió este mismo homenaje el pasado sábado día 1 de junio, José Mercé, Concha Velasco o José Sacristán, entre otros.
Un reconocimiento por «su aportación a la cultura, al Festival y, sobre todo, por su apuesta por el municipio», explicó el alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, durante el acto de homenaje, al tiempo que añadió que «esta butaca reconoce el talento, la calidad artística y el trabajo que ha desarrollado esta compañía a lo largo de estos años, construyendo una historia siempre vinculada al Festival de Teatro de El Ejido».
Y es que el Festival de Teatro de El Ejido y la compañía de teatro La Cubana unieron sus nombres hace ya 22 años con la primera representación que realizaron en el municipio de Cegados de Amor en el Pabellón de Deportes. Desde entonces han pisado los escenarios ejidenses en multitud de ocasiones y siempre con un gran éxito.
Jordi Milán se mostró muy emocionado y agradecido con el Ayuntamiento al recibir este reconocimiento y por el cariño con que siempre el público de El Ejido los han acogido y el calor que siempre les han transmitido, al tiempo que alabó «no sólo al Festival de Teatro, sino a la afición tan importante que derrocha esta ciudad por el teatro y la cultura».
Por otra parte y tras recibir este reconocimiento los actores descansaron brevemente para volver a subir a las tablas con un nuevo pase de su obra 'Adiós, Arturo' a las 22 horas, mientras que cerraron su paso por el municipio ejidense, en la tarde de ayer con la quinta y última representación.
Durante estos cuatro días fueron cientos y cientos de personas las que no solo disfrutaron de algo más de dos horas de risas y entretenimiento, sino que también participaron activamente en el desarrollo de la obra, disfrazándose y teniendo su pequeño papel bien desde el mismo patio de butacas, bien incluso subiendo al escenario y actuando.
'Adiós, Arturo' se convierte en una obra teatral que trata de ser un canto a la vida y de transmitir la suerte que significa vivir como para aprender a sacarle jugo a cada momento para que la muerte se convierte en vez de en algo triste, en un momento en el que celebrar todo lo que se disfrutó de ella. Así, la despedida de Arturo se convierte en un prácticamente un espectáculo de variedades, mediante los homenajes que le realizan sus amigos. Asimismo, la obra usa el humor para ironizar sobre la muerte como sinónimo, muchas veces, de jugoso dinero para la familia, como heredera.
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