La Torre de Malerva revive su historia

Viaje al pasado ·

A través de visitas teatralizadas vecinos y visitantes pueden descubrir cómo y de qué vivía su gente, cuántos peligros llegaban a través del mar y cómo se hacía frente a ellos

Inmaculada Acién

El Ejido

Domingo, 15 de agosto 2021, 19:32

A las diez de la noche, los miércoles estivales en El Ejido se abre un túnel del tiempo que lleva cada semana a un grupo de personas a un punto del pasado para recordar la historia que tiene esta tierra.

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A través de visitas teatralizadas a la Torre de Balerma y el Castillo de Guardias Viejas se bucea en la memoria de estos emblemáticos edificios para explicar cómo y de qué vivía su gente, cuántos peligros llegaban a través del mar y cómo se hacía frente a ellos.

Así, el pasado jueves una elegante dama de 1830 recibió a los visitantes a los pies de la Torre para acompañarlos a su interior en una visita por las tres plantas de esta Torre vigía.

Entre las curiosidades que descubrió a los invitados estuvo el hecho de que la puerta que actualmente se usa para acceder no era la original, sino que esa se ubicaba a unos metros de altura y a ella se accedía por un puente levadizo con el objetivo de que los piratas a su llegada a la costa no pudieran acceder a la torre. «En la Torre vivían dos torreros y un cabo. Su misión era vigilar día y noche el horizonte por si alguien les quería atacar», explicó la elegante guía, quien añade que la forma de avisarse entre torres o hacer llegar el mensaje a los soldados del Castillo de Guardias Viejas era a través de los atajadores, que rápidamente cogían su caballo y partían a dar el aviso, si bien como alternativa también estaba el uso de señales de humo durante el día o de fuego durante la noche.

De Malerva a Balerma

De hecho la Torre de Balerma, o Malerva, como era el nombre original de este pueblo, al que el error de un escribiente en la redacción de un documento llevó a cambiar de nombre y quedarse con el actual, formaba parte de un conjunto de edificaciones construidas a lo largo de la costa para protegerla de los ataques piratas.

«Los ataques eran cruentos.Llegados los piratas a la orilla, la sierra empezaban a escalar y no había sitio seguro hasta que las Torres y los Castillos se empezaron a usar», cuenta en lo más alto de esta Torre un General de la época, que también recuerda que este monumento fue mandada a construir por Carlos III.

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Otra de las curiosidades que descubrieron los visitantes es que nunca hubo un puerto en el núcleo de Balerma, «pero sí un fondeadero natural en el que embarcaciones grandes y medianas cerca de la costa podían atracar. Ahora solo queda el recuerdo de un pescador que siempre mira al mar y enredado en sus redes el trabajo callado de muchas mujeres».

Y es que la pesca era el modo de vida de las gentes de este lugar, ya que el mar proveía de abundante cantidad de pescado, que ayudaba a pagar todos los impuestos a los que se veían obligados a hacer frente. También el trabajo en el campo era otro de los oficios, si bien las tierras pertenecían a grandes señores que las arrendaban a cambio de buenos reales.

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Sin embargo, los habitantes de Malerva y de los pueblos circundantes tenían pocos recursos económicos y era común el contrabando de hilo y tabaco.

«Hasta 200 hombres en la orilla esperando el desembarco y después el transporte a caballo a los pueblos van llegando», explica durante el recorrido una de las actrices que da vida a una campesina de la época, quien además explica como en los caminos que se usaban para transportar esas cargas de contrabando se escondían «bandoleros y pendencieros» dispuestos también a llevarse una parte.

«Tiempos inestables» y un pasado por descubrir y no olvidar, que desde el área de Cultura se propusieron acercar a vecinos y visitantes este verano y que están teniendo una gran acogida, con entradas agotadas semana tras semana.

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