Una sonrisa y un pensamiento positivo para relegar al dolor a un segundo plano

Nada se sabe aún sobre el porqué algunas personas desarrollan la Fibromialgia, una enfermedad que causa dolor en los músculos y en el tejido fibroso, pero lo que sí han demostrado diversos estudios es que las crisis de dolor que padecen las personas que la tienen van muy relacionadas con el estado de ánimo.

Es por ello que esta pandemia provocada por la covid-19, que obligó durante varios meses a estar confinados y casi un año ya a evitar salir y exponerse más de lo justo y necesario, está convirtiéndose también en un nuevo enemigo para las personas con Fibromialgia.

En este sentido, Pablo Valdivia, psicólogo de la Asociación de Fibromialgia de El Ejido (Alfiel), señala que es importante la actividad física y saber gestionar las emociones.

«Yo le recomiendo a todos mis pacientes que caminen el tiempo que pueda, una o dos horas diarias, que hagan deporte dentro de sus posibilidades, porque es muy importante quitar el entumecimiento de las articulaciones y los músculos». Una actividad física que además ayuda a despejar la mente, ya que tener mucho tiempo libre y ocioso conlleva que se preste más atención sin querer a esas alertas que el cuerpo da y a que se preste por ende mayor atención a ese dolor que acompaña a las personas con Fibromialgia y Dolor Crónico.

«Cuando estamos con amigos y en situaciones positivas el dolor se sobrelleva un poco mejor y parece que pasa a un segundo plano. Si me quedo en casa pensando, voy a sentir mucho más intenso el dolor y mis crisis van a ser peores», señala Pablo Valdivia.

Es por ello que desde Alfiel no han detenido su actividad y sus proyectos pese a la pandemia, desarrollando tanto sesiones individuales y grupales dirigidas a mejorar la gestión de las emociones, resolución de conflictos y descarga emocional, como talleres de memoria, a través de la subvención que la asociación recibe de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía. Una actividad que se ha ido adaptando en el tiempo a la situación sanitaria.

«Es importante saber qué está pasando por nuestra cabeza, saber gestionarlo y una vez sepamos, poco a poco, ir aprendiendo de nuestra vida diaria para que esas emociones no nos afecten tan negativamente», indica Pablo Valdivia, quien añade que «los pacientes estaban acostumbrados a que tenían una crisis de dolor y automáticamente se metían en la cama y se podían tirar varios días en la cama. Eso es lo que nosotros intentamos evitar porque nosotros mismos somos nuestro propio enemigo porque nos hacemos daño con nuestros pensamientos negativos y nuestras vivencias».

No obstante, tras muchas conversaciones y sesiones, Valdivia se muestra satisfecho porque ha visto una gran mejoría en todos los asociados de Alfiel que han participado de estas sesiones.

Sin embargo, se trata de una tarea que la tercera ola de covid-19 hizo más compleja para este psicólogo, ya que si bien de septiembre a diciembre las sesiones se pudieron desarrollar en persona, en grupos reducidos, desde enero la actividad cambió al plano digital.

Lo que cuentan los ojos

«Existe una limitación clara en el uso del teléfono y de la pantalla de ordenador y es el calor de la persona. Me gusta trabajar mirando a los ojos de las personas porque son los que me demuestran cómo está realmente una persona y es muy difícil hacer eso por teléfono», señala Valdivia. Especialmente en aquellos casos que se trata de pacientes nuevos con los que no ha llegado a tener ni un solo contacto personal previo. «No sé cómo esa persona expresa sus emociones y es fundamental, porque lo único que te queda son los matices que puedas percibir a través de la voz y como trabajador de la psicología eso me limita mucho», afirma Valdivia.

Es por ello que desde Alfiel observan con alivio y esperanza la bajada en el número de casos de covid-19 y esperan poder retomar sus actividades presenciales en los próximos días.

La Fibromialgia agrava el deterioro cognitivo

La estimulación cognitiva se hace especialmente importante en las personas que padecen fibromialgia y no se trata de un efecto directo provocado por la enfermedad, sino más bien un efecto colateral como señala Pablo Valdivia, psicólogo de la Asociación de Fibromialgia de El Ejido (Alfiel). Un deterioro cognitivo que además se ha agravado debido a la pandemia.

El confinamiento inicial de varios meses y posteriormente el miedo al contagio que ha llevado aparejado el salir los justo y necesario de casa, provoca que también haya más momentos de ocio que muchos rellenan viendo la televisión, una acción que entretiene pero que hace que el cerebro no trabaje. «Si no se trabajan las funciones cognitivas al final llega el problema del deterioro y el día que nos dejamos caer en el sofá, muchas veces ya nos cuesta luego levantarnos, es por ello que la estimulación cognitiva hace que las personas estén más ágiles mentalmente», advierte Pablo Valdivia.

Para este profesional de la psicología hay varios factores influyentes en que el deterioro cognitivo se asocie más a personas con Fibromialgia.Por una parte, la fibromialgia la llegan a sufrir personas de más edad principalmente y la edad es un factor influyente en que la mente ya no esté tan rápida.

Por otro lado, la Fibromialgia es una enfermedad limitante e incapacitante que conlleva muchas veces que las personas tengan que dejar de trabajar, lo que priva a la persona de una actividad con la que activaba su mente. Asimismo, hay muchas personas con Fibromialgia que sufren crisis de dolor agudas que les obligan a estar varios días sin moverse de la cama y durante ese tiempo no activan la mente.

En este sentido, desde Alfiel continúan con su programa de actividades pese a la covid-19 con el desarrollo de talleres de memoria, con la trabajadora social Carolina Lara, en sesiones que hasta diciembre se llevaron a cabo en grupos reducidos de seis personas, mientras que durante enero y febrero continuaron de manera online, debido a las restricciones sanitarias por estar El Ejido en Grado 4.