Inmaculada Acién
El Ejido
Domingo, 10 de septiembre 2023, 23:21
Colleras, tiros, tablas, paja y, por supuesto, los mulos, fueron algunos de los elementos que se utilizaron en la mañana de ayer en el núcleo de Santa María del Águila. Elementos necesarios para desarrollar el antiguo arte de la trilla, desconocido para la mayoría de jóvenes actualmente, puesto que se trata de un trabajo que ya no se hace o al menos no de la misma manera en aquellos lugares donde se cultiva cereal.
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En este sentido, hace años que Santa María del Águila decidió poner su granito de arena a que las raíces no se perdieran. Así surgió el Encuentro de Trilla que ayer cumplió su décima edición, si bien hace más de una década que se comenzó a realizar, pero la pandemia provocó que durante un par de años no se pudiera desarrollar.
Como recuerda Antonio Galdeano, natural del pueblo alpujarreño de Murtas, pero vecino desde hace años de Santa María del Águila, este encuentro se celebraba antiguamente sobre tierra e incluso en alguna edición en un invernadero, pero desde que se construyó la denominada Plaza de La Era se convirtió en el lugar de concentración y celebración de este tradicional evento. De hecho, un cartel colocado junto a la era explica en qué consistía este proceso.
«Yo me acuerdo de joven, con doce y trece años, trillábamos en los cortijos, con cuatro o cinco pares de mulos», recordaba Antonio Galdeano, quien añade que era un trabajo duro. «Se amontonaba y se aventaba el mismo día o al siguiente.Eran jornadas largas y duras».
El proceso de trilla
La trilla era el proceso que se llevaba a cabo para separar el grano de cereal de la paja. Sobre una era circular se extendía la cosecha de cereal y sobre ella se disponía a los mulos con la tabla, de manera que al moverse en círculos sobre la cosecha extendida, las lascas o cuchillas, cortaban la paja y la espiga, que quedaba entre el trillo y el suelo de la era, a veces empedrado con cantos rodados y, en la mayoría de los sitios, de tierra, separando la semilla sin dañarla.
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Posteriormente, se amontonaba la parva trillada y se disponía para ser limpiada por medio de algún sistema de ventilado, que es lo que se denominaba el aventado.
Encuentros como el de ayer de Santa María del Águila sirven para que estos trabajos que tradicionalmente se realizaban en el campo se sigan conociendo. Sin embargo, para Antonio Galdeano se trata de algo que está condenado a desaparecer. «Esto se pierde porque a estos encuentros se acerca principalmente la gente mayor, gente joven hay poca».
Entre las cuatro personas que ayer se subieron sobre la tabla de la trilla estuvo José Antonio Rodríguez Valverde, de La Mojonera, con sus dos mulos. Desde los siete u ocho años, él ya trillaba. Ahora tiene 59 y no falta ningún año a este encuentro. «Venimos todos los años a echar un rato de trilla como antiguamente cuatro amigos para que la gente lo vea, aunque ahora solo se utiliza paja para la exhibición», explica, al tiempo que reconoce que «son tradiciones que se están perdiendo, por eso me parece bien que se hagan este tipo de encuentros para que la gente joven conozca cómo era la vida en el campo antiguamente».
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Además de la exhibición de trilla, el encuentro también contó con una exhibición de labranza y con una gran paella gigante elaborada para 400 personas que desde media mañana comenzó a prepararse en el alrededor de la plaza.
La tarde se alargó con el concierto del grupo 'Entre Amigos' en una jornada festiva de convivencia.
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