El municipio dedica una calle a tres mujeres ejidenses por su labor asociativa y cultural

Un reconocimiento que cumplió así con el acuerdo adoptado en pleno el pasado 24 de noviembre, y que supone una forma de «devolver a estas tres vecinas parte de todo ese tiempo y trabajo que dedicaron a su tierra. Son sin duda, un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones y para todos nosotros por continuar haciendo de El Ejido una ciudad de presente y futuro», expresó el alcalde ejidense, Francisco Góngora.

En el caso de la profesora de música y fundadora de la coral de El Ejido, Lola Callejón, el regidor ejidense se refirió a ella como «una de esas vecinas que serán recordadas por las generaciones venideras, ya que destacó por haber dinamizado, de manera muy importante, la cultura en el municipio en todas sus vertientes». A su juicio, «era una mujer que, lejos de ser conformista, siempre estaba ideando nuevos proyectos en su mayoría relacionados con la música y que ponía toda su fuerza en trabajar por lo que le gustaba, por lo que amaba; la música, el teatro y la enseñanza».

Respecto a Ana María Callejón Giménez, fundadora de la Asociación de Amas de Casa y Consumo Familiar Virgen del Carmen es otra de las célebres ejidenses que dan nombre a una calle. Sin duda, «una mujer adelantada a su tiempo, perteneciente a esa generación que no fue mera observadora del progreso de El Ejido, sino que contribuyó activamente a favorecerlo», destacó de ella Góngora, y recalcó que «el amor a su pueblo y la inquietud por su desarrollo la llevaron a participar activamente en la banda de música, el Conservatorio o la asociación Prosalud», apuntó el regidor ejidense. En la misma línea, el primer edil llegó a reconocer que «lo que verdaderamente marcó su vida en el mundo del asociacionismo fue la puesta en marcha de la Asociación Amas de Casa y Consumo Familiar Virgen del Carmen de la que fue su presidenta».

Por último, Góngora concluyó que Rosario Martín Fornieles, «fue una ardua defensora de la unidad total del antiguo municipio», ya que procedía de Celín, y resaltó que siempre mantuvo como objetivo «el expreso deseo de acortar caminos, de tender puentes y de hermanar ambas comunidades, pues amaba a El Ejido como suyo y llevó un soplo de esperanza a los más necesitados con el don especial de ofrecer palabras de aliento a enfermos y personas necesitadas».