Elizabeth De la Cruz
Lunes, 30 de mayo 2016, 10:48
En diciembre del pasado año, IDEAL descubría un paraíso en pleno mar de plástico, bajo el nombre La Almunya del Sur. Un auténtico jardín botánico que se extiende a lo largo de 2.500 metros entre Tarambana y Balerma, y desde donde Carlos Collado y Manuel Sánchez han sabido recrear una verdadera casa de campo o villa árabe, con multitud de espacios entrelazado por una red de senderos que envuelven siempre a quienes los recorren, y evoca tranquilidad y equilibrio con el medio ambiente y la naturaleza.
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Si bien aunque fue hace diez años cuando este proyecto verde comenzó a ver la luz, no fue hasta hace apenas dos meses, a principios del mes de abril, cuando sus impulsores decidieron comenzar a concertar visitas guiadas cada fin de semana, a grupos con reserva previa. Como aclara Manuel Sánchez, «ya nos han visitado unas 83 personas, y tenemos una entrada simbólica de cuatro euros. Así, durante el recorrido los visitantes pueden encontrar hasta mil taxones o especies distintas de plantas. Desde las más exóticas a las autóctonas, árboles frutales, pequeñas plantas, y varios senderos que se dejan recorrer junto al agua. El primer artífice de dar vida a este encuentro con la naturaleza en pleno Poniente almeriense fue Carlos Collado. «Carlos empezó hace diez años a hacer los trazados de caminos para dibujar un jardín andalusí, donde hay fuentes con acequias. Él inició este proyecto porque es un apasionado de la botánica y del diseño del jardín romántico, y yo me uní hace cinco años», explica Manuel Sánchez, cofundador y diseñador de La Almunya del Sur.
En su caso, trabaja como técnico agrícola y estudia además Ciencias Ambientales, y entre sus principales objetivos está la difusión de la importancia de alcanzar el equilibrio entre los invernaderos y la naturaleza. «Necesitamos encontrar un equilibrio entre los espacios naturales y los invernaderos, y nos conviene también para el refugio de especies depredadoras de las plagas». Como añade, este proyecto que apenas abre sus puertas en contadas ocasiones al público desde hace varios años, a través de visitas concertadas por familiares, amigos o vía Internet, pretenden «fomentar y divulgar el mundo botánico, estudiar la asociación entre las diferentes plantas y ver cómo se comportan para facilitar la no utilización de productos químicos, y conseguir un jardín en equilibrio», detalla.
Naranjos, limoneros, nísperos, ciruelos, melocotoneros o membrilleros, plantas aromáticas o exóticas como palmáceas, bambúes, caña de azúcar, cactáceas y suculentas. Y cómo no las hortalizas y las especies más variopintas procedentes de los cinco continentes, incluso se delimita en el jardín un espacio oriental, y de otro lado, la presencia de Madagascar es casi constante. Para realizar las reservas, sólo hay que llamar al número de teléfono 610 523 084.
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