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Se trata de uno de los juegos que más motiva a los pequeños hospitalizados.
Un botiquín repleto de sonrisas, superación y juegos tradicionales para los más pequeños

Un botiquín repleto de sonrisas, superación y juegos tradicionales para los más pequeños

La nueva maestra del Aula Hospitalaria del Poniente idea un taller con fines terapéuticos con el fin de alegrar a los niños hospitalizados su estancia en este centro

Elizabeth De la Cruz

Martes, 3 de mayo 2016, 11:38

La actitud y la fuerza son dos cualidades fundamentales a la hora de afrontar cualquier situación en la vida, por dura que a priori parezca. Bajo ese objetivo, y el de alegrar su estancia en el Hospital de Poniente de El Ejido a los pequeños que pasan sus días ingresados en el centro, la nueva maestra del Aula Hospitalaria, Mercedes Ortiz, ha ideado una serie de actividades terapéuticas dirigidas a los niños, entre las que destaca la que ella misma ha bautizado bajo el nombre, El botiquín terapéutico de juegos tradicionales.

«El sentido original de estos juegos radica en que tienen una motivación terapéutica de modo que, mientras los participantes están jugando, están trabajando simbólicamente una situación positiva y de superación personal», aclara la maestra del Aula Hospitalaria del Poniente. Se trata de una actividad que despliegan a menudo desde el centro a través del programa Cultura de Paz, y que se basa en la realización de juegos tradicionales artesanos. «Nuestro botiquín de juegos tradicionales consta de un juego de buscar parejas con chapas, un escalador, una peonza al revés, marionetas de dedos, un yoyó, palos malabares, figuras 3D con fieltro, un juego de lanzar los aros, otro de introducir peonzas en una diana, una pala con pelota añadida y una copa para introducir una bola», enumera Mercedes Ortiz.

Cada juego y su simbolismo, apunta esta maestra, «se explica detalladamente en un libro que he confeccionado bajo el nombre, Botiquín Terapéutico, y en él se destaca cada aspecto físico-motriz que desarrolla por una parte, y el aspecto socio-emocional y simbólico que también realiza por la otra». En este sentido, como cita a modo de ejemplo, «tenemos el caso del escalador. Es un juego que consiste en hacer ascender un muñequito de madera a partir de dos cuerdas, procurando colocarlas correctamente porque si no, descenderá de golpe». Como añade, «este ejercicio simbólicamente es un ejemplo de paciencia, esfuerzo y superación, ya que podemos observar cómo el escalador avanza verticalmente haciendo un gran esfuerzo y superándose a su vez mientras asciende paso a paso. Dando un paso y luego otro, con conciencia para no caerse. El aspecto físico-motor que estamos trabajando es el desarrollo óculo-manual», explica.

La Cultura de Paz, tal y como expresa esta maestra, «pretende desarrollar un pensamiento, palabra o acción de las personas de forma pacífica en el amplio sentido de la palabra, no sólo como la no violencia, sino como un estado de ánimo interior, una forma de vivir». De este modo, «cada individuo desarrolla un estado de satisfacción que le serena y trasmite en forma de alegría y felicidad».

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