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África Mateo
Jueves, 21 de abril 2016, 12:32
Pero de una experiencia negativa siempre se saca algo positivo. Al menos esta es la filosofía que debieron adoptar un grupo de deportistas y técnicos que en su mayoría vienen del Poli o que han estado vinculados de alguna forma al fútbol, cuando decidieron poner en marcha un nuevo club, el Club Deportivo El Ejido 2012, para devolver la ilusión por el fútbol a los aficionados ejidenses. «Estuve toda la vida en la cantera del Poli, hasta que me fui a la Universidad», confiesa José Lirola al recordar sus orígenes. En Granada estudió para convertirse en profesor de educación física y es, además, entrenador nacional de fútbol. Su profesión, la de maestro, la desarrolla en el Liceo, mientras que su pasión, la de ser entrenador, la ejerce en el primer equipo del CDEl Ejido, al que entrena desde que se creó. No es José Lirola el único que se ha enganchado al nuevo proyecto futbolístico ejidense, ya que «de los antiguos, también están Javilillo, David Fernández, Dani Cara o Manolo, que llegó a jugar incluso en la Bundesliga», explica Lirola, quien reconoce que «se les convence por compromiso y por la amistad que tenemos», ya que no cobran nada por entrenar ni por jugar. Además, «siempre es apetecible jugar en El Ejido, que tiene un nombre y unas instalaciones espectaculares», asegura el entrenador, que llama la atención sobre que «hay muy pocos estadios como el nuestro, ni siquiera en 2ª B». Lo más duro para José Lirola y el resto de componentes del joven CDEl Ejido es «compaginar familia y vida profesional con los entrenamientos». Y es que los jugadores entrenan cuatro días por semana, más el día de partido, y lo hacen al salir de sus respectivos trabajos, que son los que les dan de comer. Además, según explica el técnico, no se puede realizar un entrenamiento con la misma intensidad cuando los jugadores llegan de una jornada laboral, porque ya están cansados. «Son muchas horas de sacrificio», insiste José Lirola, al explicar que se viaja mucho, en fin de semana, y toca sacrificar tiempo de ocio, con la familia y con los amigos. El sueño de este entrenador que la temporada pasada logró un meteórico ascenso del equipo a Tercera División, es poder dedicarse algún día a ser entrenador en exclusiva. Y si pudiera hacerlo en su pueblo, en su club, que es casi una herencia (al menos sentimental) del extinto Poli Ejido, mejor. Pero para eso, según advierte, «hacía falta que los empresarios del municipio volvieran a comprometerse». Aún así, reconoce que esto es difícil, ya que en su día, «el desengaño fue muy grande, porque la gente se sentía muy vinculada con el club del pueblo». Para reconducir esta situación y recuperar la confianza, José Lirola cree que «es clave dar pasos firmes y no fallarle a la afición». En este sentido, considera que «podemos estar más arriba o más abajo, pero tenemos que ser muy claros y sinceros con los ejidenses». Las cuentas, por el momento, son de lo más transparentes, ya que apenas hay un mínimo presupuesto que apenas da para pagar un incentivo al cuerpo técnico y para sufragar los desplazamientos, ya que ningún jugador cobra. Cuando se le dice que ha sido un talismán para el equipo, que atesora dos ascensos consecutivos, muestra una dosis de humildad, al reconocer que el primer ascenso, el que subió al CDEl Ejido a Regional Preferente, no fue mérito suyo, sino fruto de la fusión con el Berja, que no tenía capacidad para jugar en esa categoría. Pero el ascenso de la pasada temporada (que también ascendió el juvenil) sí es responsabilidad de este joven técnico de 33 años, que reconoce que «se hizo una temporada muy buena», con unos jugadores que en su mayoría han abandonado el barco, dejando paso esta temporada a la cantera: «Este año tenemos un grupo muy diferente, niños jóvenes, muchos recién salidos de nuestro juvenil, pero estamos creyendo en nuestra cantera para que niños puedan disfrutar de una categoría nacional», explica. Y es que «con el ascenso se despertó cierta ilusión, conectamos de nuevo con gente que estaba un poco reacia al fútbol», detalla, al tiempo que dice, con los pies en el suelo, que «este año el objetivo es salvarnos como sea, hacer los máximos puntos». Lo que más agradecen es el apoyo de la afición, que está recuperando la costumbre de ir al campo, donde ya se juntan unas 700 personas por partido. «Tenemos la mejor afición de la categoría», sentencia.
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