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No hay pasión sin esfuerzo y sacrificio

'Preparatoria, primera, segunda, tercera y cuarta, y quinta, y sexta, y séptima y octava y novena'. Así comienzan a dar sus primeros pasos, y sus primeros errores, también los primeros aciertos, decenas y decenas de jóvenes ejidenses que deciden adentrarse en el arte de la danza y la emoción, de la técnica y la belleza, pero también del esfuerzo y el sacrificio, de la mano de la bailarina profesional Susana Pérez en El Ejido.

Elizabeth de la Cruz

Jueves, 21 de abril 2016, 12:44

Comenzó a iniciarse en la danza en el Conservatorio de Almería, y más tarde se trasladaría hasta Sevilla donde decidió continuar su formación, para concluir después sus últimos tres años en Madrid junto a «Víctor Ullate y Carmen Roche», apunta.

Porque de buena tinta sabe que cuando volvió a la provincia y optó por la enseñanza como modo de apostar por la que ha sido y es la pasión de su vida, no era una tarea fácil, sin embargo hoy, casi veinte años después puede decir orgullosa que «una de mis antiguas alumnas está estudiando hoy día en el Conservatorio Profesional de Danza de Madrid, y además lleva sus estudios con matrícula de honor».

Y es que como explica, «para aprender a bailar se necesita una especial sensibilidad para sentir la música, pero también se hace necesario mucho esfuerzo físico, tienen que darse varias coincidencias, tener flexibilidad y fuerza en los pies... No quiere decir que si no tienes alguna de estas cualidades no vayas a conseguir ser un buen bailarín, pero sí que es más fácil si se cuenta ya con todo ese camino andado», señala la bailarina.

Sus clases se desarrollan de lunes a jueves y se dirigen a todas las edades, desde los tres años hasta adultos. «Este curso lo hemos comenzado con 80 alumnos», indica. Para ella, trabajar con niños requiere además de mayor sensibilidad pero a su vez asegura que «es lo ideal porque empiezan con la coordinación y psicomotricidad, que son las bases para después poder trabajar muy bien, y además lo absorben todo con mucha más facilidad».

No obstante, trabajar con ellos desde edades tan tempranas también requiere como recuerda, «de motivación, hay que motivarles, porque un adulto tiene claro el sentido de la responsabilidad, pero con los pequeños hay que tener mucha psicología, explicarles de una forma más divertida para que les llame la atención», detalla. Por ejemplo delimitando las zonas del escenario de ensayo con nombres como «la línea de Mickey y la línea de Minnie», se escucha a Susana durante la clase.

Durante los ensayos las pequeñas alumnas siguen todas y cada una de las directrices que su profesora les marca. Corrigen posturas, marcan los ejercicios, pero también a veces se despistan y ahí es cuando de nuevo entra en juego la preciada motivación. «Muchas veces están cansadas de todo el día porque se han levantado temprano, han ido al colegio, han hecho sus deberes, y también hay que tenerlo en cuenta», matiza. Por eso entre otras razones, afirma, «si

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