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El padre de la joven que arrojó a su bebé por una azotea dice que desconocía el embarazo de su hija

El padre de F.K., la joven de 25 años que enfrenta 20 años de prisión acusada de un delito de asesinato después de que arrojara a su bebé recién nacida desde una azotea en El Ejido (Almería) en donde dio a luz sola, ha señalado que desconocía que su hija estuviera embarazada y que, tras los hechos por los que se le juzga, supiera que había dado a luz, de forma que tampoco llegó a ver nunca a la recién nacida. 

EUROPA PRESS

Jueves, 21 de abril 2016, 12:27

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Durante la sesión celebrada este jueves en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Almería ante un jurado, el padre de la acusada ha señalado que la joven mantuvo una relación sentimental con un primo de él, si bien en el momento de los hechos que tuvieron lugar en la noche del 15 de marzo de 2010, hacía unos diez meses que se habían separado.

La vista, en la que la madre de la joven y una de sus hermanas se han negado a declarar contra ella, ha contado también con la prueba testifical del personal que atendió a la chica en el Hospital de Poniente de El Ejido (Almería), a que llegó con fuertes dolores abdominales, según recoge el escrito del Ministerio Público.

Así, la ginecóloga que atendió a la acusada ha reconocido que la mujer llegó al centro hospitalario con síntomas de haber dado a luz, por lo que procedió a dar aviso a la Policía Nacional, mientras que la enfermera, quien ha señalado ante la sala que la joven dijo que no estaba embarazada, solicitó un test de embarazo cuyo resultado no llegó a ver.

Por su parte, un médico del personal de urgencias ha manifestado que asistió a la acusada, que presentaba un cuadro de mareos e hipertensión. Tras dar negativo ante una prueba para ver si tenía anemia y haberle suministrado suero, la joven fue dada de alta y quedó a disposición de los agentes.

"Dolor de estómago"

Entre los testigos también ha participado el chófer de la empresa en la que trabajaba la acusada quien, mediante videoconferencia, ha manifestado que el día de los hechos llevó a la chica a su casa por orden de la encargada, puesto que "decía que desde hace dos días le dolía el estómago", de manera que nadie de la empresa conocía el estado de embarazo.

Así, ha concretado que de camino a casa, pararon en un centro de salud a requerimiento de la joven, quien bajó del vehículo y al poco tiempo volvió manifestando que no había médico, por lo que siguieron el camino en coche hasta su vivienda.

El testigo, quien ha señalado que pese al calor de la época ella siempre iba "muy abrigada" y "tapada hasta el cuello" para, según ha creído, ocultar su estado. Preguntado por la defensa sobre las costumbres que marcan la religión musulmana en los casos de un embarazo fuera del matrimonio, el hombre ha reconocido como en su primera declaración ante el juzgado de instrucción que puede haber "un poco de vergüenza, pero para matarla --a la bebé-- no" y que "eso no lo dice ninguna religión".

La acusada, que en la jornada anterior se acogió a su derecho a no declarar, sí señaló que no recuerda nada de los sucedido después de que subiera a la terraza del inmueble en donde dio a luz. La defensa, que ha solicitado la libre absolución con alternativa de homicidio imprudente, ha alegado que la mujer padeció un trastorno mental transitorio que le impedía saber qué hacía. Así, ha señalado que la joven, que ocultó el embarazo a sus familiares, subió a la azotea "sin saber que iba a dar a luz" lo que hizo "espontáneamente" con "el trauma que todo ello supone", de forma que "a partir de ese momento no recuerda nada más".

En este sentido, la representación legal de la acusada considera que deben apreciarse atenuantes como el miedo insuperable, arrebato y obcecación, ya que el trastorno sufrido por la mujer tras el parto "fue de tal intensidad que podría incluso fundamentar una eximente", según entiende el letrado que, en cualquier caso, aboga por una "rebaja sustancial de la pena".

Por su parte, el Ministerio Público considera que la joven, quien residía con su familia en El Ejido, actuó con la intención de acabar con la vida de su hija y que, para este fin, se aprovechó de "manera deliberada" de la especial situación de "desvalimiento" de la recién nacida.

Los hechos

En la noche del 15 de marzo de 2010, y tras comenzar a sentir los primeros dolores de parto, la joven subió hasta la azotea del domicilio familiar. Una vez allí, se puso en cuclillas y por sus propios medios "sin ayuda de terceros", alumbró a una niña que nació viva, con "signos de madurez fetal y bien formada", según el escrito del fiscal.

A continuación, cortó el cordón umbilical con "sus manos" y arrojó al bebé por el hueco entre el edificio en el que residía y el colindante, desde una altura de 20 metros. La niña falleció en el acto debido "a gravísimas lesiones craneocerebrales" que sufrió en la caída.

Según resalta el fiscal, F.K. ejecutó el crimen "conociendo que sus actos eran adecuados para producirle la muerte" y subraya que se detuvo a limpiar la azotea donde había dado a luz para, después, regresar a su domicilio con sus familiares, a quienes no contó nada de lo sucedido.

La acusada fue detenida por agentes de la Policía Nacional de El Ejido tras el avisó de los facultativos que le atendieron en el Hospital de Poniente, a donde acudió a las pocas horas del parto aquejada de fuertes dolores abdominales. Los médicos constataron que acaba de dar a luz y, al no recibir información por parte de ella sobre el paradero de su bebé, alertaron a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

El cuerpo sin vida de la pequeña fue hallado en un callejón situado en las inmediaciones del número 7 de la calle Maestro José Ruiz donde residían los familiares de F.K., quienes también fueron arrestados en un primer momento de la investigación aunque la instrucción descartó que hubiesen tenido implicación en el crimen o tuviesen conocimiento del embarazo.

 

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