
Ángel Calvente
Secciones
Servicios
Destacamos
Ángel Calvente
Inmaculada Acién
El Ejido
Jueves, 25 de mayo 2023, 09:46
Espejo Negro se ha convertido en un fijo en el Festival de Teatro de El Ejido. Un cita cultural que en esta 46 edición contará con la puesta en escena de la obra 'El Verdugo', la primera adaptación que se realiza de esta película española al teatro de marionetas y que se podrá disfrutar esta noche desde las 21 horas en el Auditorio de El Ejido.
–¿Esta adaptación de la obra original tiene muchas aportaciones propias?
–Tiene aportaciones propias, porque sería imposible adaptar una película como 'El Verdugo' al mundo teatral de las marionetas sin aportar algo especial y nuestro, sobre todo convirtiendo el espectáculo en un genuino montaje del Espejo Negro. He sido muy fiel al guión original, pero he tenido mucha libertad a la hora de crear, era indispensable, sobre todo por la dramaturgia, por el tempo de las marionetas que es diferente al tempo de los actores de carne y hueso sobre el escenario y, sobre todo, porque las marionetas ya en sí son los personajes creados. No son actores que se disfrazan y caracterizan, sino que son los propios personajes. Todo eso le da al espectáculo una idiosincrasia muy especial, porque las marionetas tienen esa capacidad esperpéntica también.
–¿Ha sido muy complicado adaptar por primera vez una obra como esta al lenguaje y la escenografía de los títeres?
–Pues la verdad es que no ha sido fácil. Ha sido mucho trabajo, porque cuando tienes una joya entre las manos, como un guión que ha escrito Azcona junto a Berlanga, eso te produce mucho pudor de cortar, reescribir, enlazar, cambiar... Pero ha sido complicado porque he tenido que hacer una adaptación pensando que sobre el escenario solo iba a haber cuatro personas, lo que significa que he reducido todo el elenco a 15 personajes principales, que hay que defender con diferentes características de movimiento, de voces, actitud delante del público. Eso ha sido lo más complicado, porque son 15 marionetas como personajes principales, pero sobre el escenario hay 30. De los personajes principales, que son Amadeo, José Luis, Carmen y Álvarez, los tres primeros tienen cuatro marionetas de ellos mismos cada uno, y Álvarez, que es el amigo de José Luis y trabaja con él en la funeraria, tiene dos marionetas.
–Esto de llevar una película como El Verdugo al teatro de marionetas. ¿Resta carga trágica o incrementa la cómica?
–Incrementa todo, porque yo le he dado al espectáculo mayor tensión de la que existe en la película. Le he dado una vuelta más de tuerca a los personajes, a lo intensos que son, y se crean momentos de mucha tensión y mucho humor, porque la marioneta te ayuda a llevar lo que de pronto es súper serio, al terreno más de humor negro, que tanto le gustaba a Berlanga, y con el que tanto me identifico yo con él.
–Curioso encaje perfecto el de uno personaje que parece una marioneta en manos de los demás y que se convierte en una verdadera marioneta en este espectáculo.
–Pues sí, porque José Luis no es más que un títere en manos de su suegro y de su mujer, y en manos de la sociedad que lo vapulea de un lado a otro y no encuentra un sentido a su vida. Es enterrador y las chicas lo repudian por ello, se quiere ir a Alemania y no puede, porque la carne es débil y yace con Carmen y la deja preñada, y tiene que dar la cara, que es lo que pasaba antiguamente, y toda su vida es una frustración constante, con una manipulación muy feroz, que queda muy patente en el espectáculo con marionetas. Y al final se ve abocado a hacer un oficio que no le beneficia en absoluto y a convertirse, como él dice, en un asesino que va por ahí con un maletín en las manos.
–Todas sus obras tienen un profundo mensaje tras de sí, ¿cuál es el que quiere transmitir con este espectáculo?
–Sobre todo la visión de una España de los años 60, gris y negra, donde las personas no eran dueñas de sí mismas, donde tenían que vivir en la trastienda de lo prohibido, de lo bien visto, de lo que había que hacer, de la poca libertad que había para las personas que conformaban la sociedad bajo una dictadura férrea, donde la vida no era más que un mero aprovechamiento para los que tenían dinero, donde servía la puerta de atrás para todo, donde para ir a cualquier parte necesitabas que alguien te firmara un papelito. El enchufismo aquel de cuando llegabas a una ventanilla, que si no tenías padrino no eras nadie, donde da igual que tengas dos trabajos porque sigues viviendo en la pobreza... Pero sobre todo es la falta de libertad y de individualidad de la persona. Y de esa España que es mejor no volver a recordar en ese sentido, donde las personas eran meros títeres y no contaban para nada, salvo para trabajar y que no levantaran mucho la voz.
–Una sátira de los años 60. Pero, salvando las distancias, ¿cree que en el fondo ha perdido vigencia?
–Pues por desgracia no. Por desgracia estamos inmersos en una España que empieza a perder colores por todos lados, y empezamos en muchos sentidos a pasar al gris. Parecía que había muchas cosas que habíamos desechado de nuestras vidas y que vuelven. Y hay partidos políticos empeñados en volver a una España casposa donde la mujer tenía que estar en la cocina y con los niños dándoles de comer, lavándolos, pero sin salir de la casa a trabajar, y el marido era el macho Alfa, todo este tipo de cosas. En este país nuestro de 2023 están pasando cosas muy extrañas. Son 60 años que nos separan de cuando se estrenó en el Festival de Venecia 'El Verdugo' y, sin embargo, hay cosas de entonces que no nos suenan tan extrañas hoy.
–Un espectáculo en el que la música tiene protagonismo.
–Sí, mucho protagonismo. En todos mis espectáculos en general, la música es un actor más, fundamental par la dramaturgia. Yo tengo 61 años, nacía en el 61, la película se crea en el 63. Toda esa música que yo tenía en la cabeza de pequeñito, que mis padres cantaban cuando tenían veintitantos años, se muestra en una horquilla de tiempo del 61 al 65. Los que ya peinamos canas, yo en la barba porque estoy calvo, sí que te hace viajar a otra época y otra España, y para mí era primordial que el público en su butaca se trasladara a aquellos tiempos donde la radio era la reina total de las mañanas y de las tardes.
–¿Cuánto tiempo le ha llevado elaborar este espectáculo tanto en la parte de guión o de las marionetas?
–Las marionetas he tardado 9 meses en construirlas. Solo las marionetas. Y el guión como tres meses y medio. La producción, si metemos ensayos y todo, casi dos años. Yo siempre tardo bastante porque tenemos que crearlos todos. No contratas actores, los creas. Y los creas incluso aunque solo salgan un minuto, como el director de la cárcel de Madrid, que aparece un minuto en escena como mucho, pero hay que hacer una marioneta completa, con su cabeza, sus brazos, sus trajes. También se ha hecho un trabajo tremendo de la mano de Carmen Ledesma y de Eli Postigo sobre el vestuario, dándole esa identidades los años 60, las líneas que marcaban tanto la feminidad en la mujer y en el hombre la sobriedad pobre, porque antes la gente tenía un traje que se quitaba por la noche, lo lavaba y se lo ponía por la mañana. Una producción del Espejo Negro viene durando entre año y medio y dos años.
–¿Cuántas marionetas puede llegar a acumular?
–No lo sé. El año que viene cumplimos 35 años y vamos a hacer una exposición retrospectiva de estos 35 años. Yo creo que he podido crear unas 300 o 400, porque hay algunas que ya no viven, porque tienen fecha de caducidad, y porque he trabajado para otras personas. Lo último que he hecho ha sido para Emilio Aragón y Antonio Banderas el Musical Góspel que salen cinco marionetas que he diseñado y creado yo. No puedo estar parado.
–¿Las guarda todas?
–Las guardo todas pero están construidas con goma espuma y pegamento de contacto. Cuando tienen 25 o 27 años, el pegamento se deteriora y la gomaespuma también, y ya no existen. Se ponen negras. Al principio eso me producía mucho malestar, pero con el tiempo he ido entendiendo que son como nosotros porque nacen, pero llega un momento en que desaparecen. Pero también es algo como muy poético. Están durante un tiempo y quedan las fotos, los vídeos, las imágenes, y más hoy en día con las redes sociales. Pero sí tengo muchas marionetas, escenografía y bocetos. Será una exposición que estará instalada tres meses.
Las marionetas son trabajadoras y tienen que producir. Una marioneta, si no se sube al escenario no tiene sentido, deja de ser marioneta y se convertiría en algo tan terrible como un muñeco, y es algo que no entra en mi cabeza. Las marionetas son para ejercer su profesión sobre los escenarios. Nos roban la energía, nos vampirizan la vida y a través de nuestras manos existen. Y por eso son marionetas, porque crees a pies juntillas que se mueven solas y que respiran, que son malas, son divertidas, hacen el amor, corren, saltan, se ríen, lo que hace una marioneta.
–Espejo Negro se ha convertido en un fijo en el cartel del Festival de Teatro de El Ejido y también tienen un público fijo.
–La verdad es que sí, porque siempre que hemos ido por allí la gente ha respondido muy bien y ya son muchos años. Yo juraría que hemos estado con todos los espectáculos. Y hemos estado en la calle, en el teatro pequeño, en el Auditorio. Me acuerdo hace mucho tiempo en un lugar al aire libre, que era como una discoteca veraniega y allí hicimos el espectáculo de 'Cabaret' y nos lo pasamos súper bien. Siempre hemos tenido una relación muy especial con El Ejido.
–¿Qué le diría al público que acudirá hoy a su espectáculo?
–Que venga con la mente totalmente despejada y no pensando que van a ver una película, sino que van a ver un espectáculo basado en una película. Para disfrutar de Amadeo, de José Luis, Carmen y todo lo que le pasa en la vida hasta llegar al final, porque mi final va más allá del final de la película. Que vengan con ganas de ser sorprendidos, de pasarlo bien, de emocionarse y sentirse vivos a través de las marionetas aunque estén sentados en el patio de butacas.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.