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Asunción García y su marido Antonio Rodríguez, con Hugo, en su vivienda de Roquetas de Mar. I. A.
«El judo ha sido una transformación para Hugo en todos los sentidos»

Asunción García, madre de acogida

«El judo ha sido una transformación para Hugo en todos los sentidos»

Hugo es un niño con parálisis cerebral, que gracias a las terapias ha conseguido pasar de no moverse a andar, pero descubrir el judo ha sido un gran estímulo, porque lo hace feliz

Inmaculada Acién

El Ejido

Sábado, 18 de marzo 2023, 23:04

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Hace nueve años que comenzó la historia de amor entre Asunción García y Hugo. Desde entonces Hugo se ha convertido en un hijo más para ella y escuchar cómo la llama mamá, cómo la mira, la cara de felicidad con la que se despierta cada día y los abrazos que le da, es para ella y para su familia, la felicidad plena. Y es que Hugo nació con parálisis cerebral y sus padres biológicos lo entregaron a la administración andaluza por no poderse hacer cargo de él. Entró en el Centro de Protección de Menores de Almería y allí lo encontró Asunción García.

–¿Cuándo acogió a Hugo?

–Tenía 11 meses. Llegó al Centro y buscaron una familia que lo pudiera sacar de allí a ver si mejoraba. Concertamos traerlo nueve meses a la casa, a ver si éramos capaces de que el niño saliera adelante, porque en el centro solo lo podían llevar un día a terapia de recuperación, cuando él necesitaba muchas. Lo trajimos a la casa, empezamos a llevarlo todas las tardes a terapia, logopedia... y empezó a reaccionar con las cosas de la calle. Tardó pero comenzó a reaccionar poco a poco.

–¿Cuál era su grado de afectación?

– Los ojos no los fijaba, no se movía casi, pero sí te dabas cuenta que cuando lo cogías o le dabas una caricia, movía los ojos como diciendo gracias. Cuando pasaron los nueve meses, Menores nos dijo de ponerlo en adopción y estuvo dos años en adopción. Yo sabía que nadie lo iba a adoptar, pero le quise dar la oportunidad de que alguien joven lo pudiera adoptar, como a cualquier niño. Pasaron los dos años y no hubo nadie a nivel nacional que lo adoptara. Entonces fue cuando decidimos que se quedara con nosotros. Firmamos hasta los 18 años la tutela para que se quede con nosotros. Somos su familia.

–¿Cómo es Hugo?

–Es un niño feliz, normal, con su discapacidad, pero feliz. Ha adelantado mucho. De no moverse, pasó a arrastrarse, porque no podía gatear, luego pasó a gatear con el tiempo y ahora gatea, si llega a un sitio se agarra y de lado va andando y si nosotros le damos la mano él va andando. Todo eso gracias a las terapias a las que va.

–¿Y entonces surgió el Judo?

–Es algo que no se me pasaba por la cabeza, pero nos lo comentaron en la asociación 'Soy Especial y Qué', de la que somos socios y en la que tenemos mucho apoyo. Me llamó Mari, del club Forum de El Ejido, que lleva la Escuela Deportiva Municipal de Judo, quedamos con ella, nos tomamos un café y nos dijo que porqué no iba a hacer mi niño Judo. Ha sido un acierto, porque el Judo ha sido como una transformación para él. Le dices que le toca Judo y ya pega una zancada y se planta en la puerta esperando que lo lleves. Llega, deja la silla de ruedas arriba, baja la escalera andando, anda todo el pasillo agarrado de mi mano y acaba la clase y no se quiere ir. Fíjate si le vimos adelanto que todo el año pasado con el Judo no le hizo falta ir al fisioterapeuta, porque con el Judo el fisio nos dijo que ya lo estaba haciendo todo. En Judo se pone de pié, le han hecho un sistema con unas cuerdas que hace que él agarre.

–Vamos, que se lo recomendaría a otros padres.

–Yo a todo el mundo se lo digo. Incluso a los padres de otro niño de su clase se lo dije y lo están llevando también. Animo a todas las madres y padres con hijos con discapacidad a que no se rindan y que todos pueden practicar Judo en el club Forum. También tengo que darle las gracias al alcalde de El Ejido y al Ayuntamiento por todas las actividades que hacen como Judo o Teatro, y a todos los de la Escuela Deportiva de Santo Domingo, porque para nosotros todos nos han dado facilidades y un trato de amor a nosotros y a nuestros pequeños.

–Pero ya no es solo el judo es también la integración.

–Eso es lo que necesitan estos niños, la integración. El equipo de Judo los integra mucho. La Escuela Municipal de Teatro, también. Juanjo los atiende, están integrados, porque como van con niños que están bien, eso les ayuda.Cuando hicieron la obra, él iba de compañero de una nena que estaba bien, pero la nena lo ayudaba en todo momento. En todo el curso estuvo con él, incluso se llevaba la merienda y la niña le daba la merienda a él y eso es lo que les hace falta a estos niños, que los integren, no que hagan una cosa para ellos solos, sino junto a los niños que están bien, para que ellos se fijen porque aprenden viendo a los demás. Yo lo llevo desde los tres años a un colegio integrado, Torrequebrada, con niños que están bien. Hay unas horas que está integrado y otras horas que está en clase TEA. Él hizo la comunión y si hubieras visto la cara de alegría que llevaba de entrar en la iglesia con todos los demás niños... Yo lo llevaba de la mano, ayudándolo, pero andando. Es integrarlo, no ponerlos a un lado, porque si no, no avanzan.

–¿Qué reivindicas?

–Reivindico que los Ayuntamientos ayuden, que pongan monitores y abaraten los costes de las actividades. Yo llevo a Hugo a piscina a Vícar. Tengo que pagar, pero 16 euros la hora, que es un coste asumible; judo son 90 euros toda la temporada, se puede pagar; el teatro son 50 euros todo el curso, se puede pagar. Y gracias a que la asociación Soy Especial y Qué, de la que formamos parte, nos ayuda también con terapias y por lo menos, hay un avance. Si no, es muy difícil para las familias.

–¿Cuántos niños de acogida has tenido?

–Al menos 20 y también he tenido saharauis que venían los veranos, porque también he estado trabajando en un campo saharaui con un equipo de traumatólogos. Lo malo que vamos cumpliendo años para poder hacer cosas, porque yo he disfrutado mucho. En Almería se necesitan muchas familias de acogida, porque hay muchos niños en el centro y los niños de cero a seis años están mejor fuera con familia, porque saben lo que es una familia y es una edad en la que puedes trabajar con ellos, enseñarles y salen adelante.

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