El mar ahoga a los agricultores de Las Cuevecillas

Si la situación que viven los balermeros, con la mirada puesta en su litoral y en cómo avanza comiéndose su playa es delicada, la situación se agrava y de qué manera para quien ve cómo su forma de vida, su fuente de ingresos está a punto de ser engullida por el mar sin que nadie mueva una piedra y nunca mejor dicho. Porque piedras son las que hacen falta para defender la costa del avance del mar.

La zona de Las Cuevecillas en Balerma es una de las más afectadas por la regresión que está sufriendo la costa. Son muchos los invernaderos que temen encontrarse este invierno el mar dentro y sus cultivos arruinados, pero es que los más optimistas le dan dos años de vida antes de que sean totalmente inundados por el mar.

 «Cuando veo empezar un Poniente y veo las primeras olas lo primero que pienso es qué habrá pasado cuando termine, si tendré invernadero o no», afirma Antonio Galdeano, quien añade que se convierte en un «no dormir, psicológicamente estoy fatal. De hecho, al principio estuve incluso en tratamiento psicológico por la situación. Ahora ya lo llevo con resignación, porque solo te ponen pegas a cualquier cosa. Sencillamente la solución que te dan es que tienes que perderlo y ya está».

Para este balermero los 8.500 metros de invernadero que posee son su herencia y forma de vida y sobre todo en los dos últimos años cada día se ha convertido en un sinvivir. «Ves cómo cada día el avance del mar es brutal. Hemos pasado de estar a cuarenta metros a tenerlo prácticamente dentro. Lo ves avanzar a diario».

Mari Ángeles Peramo tiene su invernadero a renta desde 2008. En este tiempo el cambio ha sido impresionante y de un día para otro la situación avanza. Un ejemplo de ello es como relata que «en junio sacamos los melones y pasó un trailer por ahí. Ahora mismo, ya no puede pasar».

Es por ello que teme que este invierno, cuando lleguen tres temporales de Poniente fuerte, el agua llegará dentro del invernadero. «Se vive siempre con ansiedad. Cada día que te levantas, como haga viento, el estrés va por delante de ti, porque no sabes qué te vas a encontrar», narra, al tiempo que subraya que como Costas no actúe ya, los invernaderos se los traga la mar».

Adra sí y Balerma no

Pese a que las reuniones con Costas comenzaron hace más de dos años las soluciones para estos agricultores no llegan. Un hecho que no entienden porque afirman que para Adra sí se destinó dinero por parte de Costas para defender sus invernaderos con una escollera.

«En 2019 nos reunimos con Costas, en ese mismo momento salían agricultores de Adra de reunirse con el Jefe de Costas y la sorpresa nuestra fue que para ellos al mes salió publicado en prensa que le daban un millón y medio de euros para hacer una escollera y defender sus invernaderos. Nosotros a día de hoy todavía estamos esperando que Costas defienda nuestros invernaderos. No sé qué diferencia hay entre ellos y nosotros, porque la situación era similar», subraya Francisco Díaz, agricultor propietario también de un invernadero en Las Cuevecillas. El suyo se sitúa junto a la Desaladora y el mar está a tres metros de la banda de su invernadero.

Un engaño tras otro

Después del encierro que protagonizaron en junio de 2019 cuatro balermeros en las instalaciones del Servicio Provincial de Costas, el Ayuntamiento de El Ejido le anunció a los agricultores que «ellos harían un proyecto para Las Cuevecillas y lo financiarían al 40% con los agricultores y a día de hoy también seguimos esperando. Un engaño detrás de otro», afirma Díaz.

Y es que el actual muro de contención que hay delante de los invernaderos lo tuvieron que hacer los propios agricultores para defender sus explotaciones. Sin embargo, tendrán consecuencias por ello. «Ya les han abierto expediente a todos por defender nuestro invernadero y nuestro medio de vida cuando se nos dijo desde Costas hace dos años que no se nos iba a abrir expediente», explica Díaz.

«Se me ponen los pelos de punta de pensar que puedo perder el invernadero y que nadie hace nada, ni los políticos ni Costas, porque los políticos son los primeros que tendrían que estar presionando y no han presionado nada», insiste este balermero.

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