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Inmaculada Acién
El Ejido
Domingo, 27 de mayo 2018, 11:18
Hace menos de dos meses que Minerva Novoa y José Antonio Vargas, alumnos del IESFrancisco Montoya de Las Norias, regresaron de una experiencia educativa de tres meses de duración en Finlandia, en el marco del proyecto Erasmus de dos años de duración que este centro educativo está liderando y que se centra en compartir y conocer las buenas prácticas en convivencia que se llevan a cabo en otros centros de países europeos. Una iniciativa que comparten con colegios de Finlandia, Francia, Grecia y Alemania.
Una experiencia que valoran muy positivamente y que ahora están viviendo estudiantes franceses y finlandeses en el instituto Francisco Montoya.
Adaptación al idioma
Los primeros en llegar fueron Anna Cournut y Swann Perrachon procedentes del centro educativo de Limoge que participa en el proyecto. Para ellos ha sido una experiencia enriquecedora tanto desde el punto de vista idiomático como educativo. «Llevamos algo más de dos años estudiando español», comenta Swann. Sin embargo, enfrentarse al andaluz no fue tarea fácil en el inicio explica, ya que la rapidez con la que se habla en Almería y el cambio en la pronunciación de las palabras típico del andaluz hizo que les costase unas semanas de esfuerzo extra. También a nivel educativo encontraron cambios con respecto a su centro de origen.
«La multiculturalidad es algo a lo que estábamos acostumbrados, porque también en nuestro colegio existe, pero nosotros no celebramos efemérides como el Día de la Multiculturalidad o actividades de integración y educativamente el nivel en Francia es superior, también porque dedicamos muchas más horas a estudiar», comenta este chico. «No acabamos las clases nunca antes de las cinco o las seis de la tarde», añade Anna.
Durante su estancia en Las Norias también pudieron conocer y participar del sistema de mediación entre iguales que tiene implantado este instituto desde hace años. «Es un sistema bueno porque a través de él todo el mundo sociabiliza más y es positivo pero en nuestro centro es difícil de aplicar porque aquí el instituto es pequeño pero en Francia nuestro instituto tiene casi 1.500 alumnos y la gente es diferente, es más reservada que aquí», comenta Swann.
Precisamente ese es un factor que hizo más sencilla su integración rápida en la vida del centro y de la localidad, «aquí la gente es más sociable y más abierta que en Francia», comenta Anna.
Si para Swann y Anna la experiencia se acaba, para Linnea Andersson y Molly Grönholm, de Finlandia, está a mitad de recorrido. Estas dos chicas llegaron el pasado 7 de abril y en su caso el conocimiento del español es escaso, por lo que la comunicación con los compañeros es en inglés.
Entre los aspectos que más ha sorprendido a estas dos estudiantes de la forma de vida en Almería destaca el tema del reciclaje. «Allí tenemos muy asumido el reciclaje, no se te ocurriría tirar nada a la calle y es algo que nos ha sorprendido aquí».
Para ellas aún quedan muchos aspectos del sistema educativo español por descubrir, como ya hicieron en su viaje de ida a ese país Minerva y José Antonio, para quienes la experiencia fue dura al principio pero valoran como muy enriquecedora. «A los compañeros que ahora les toque vivirla les diría que aprovechasen porque te permite conocer otro país, otra cultura y además conocer gente no solo de ese país sino de otros muchos, porque coincides con más Erasmus», comenta José Antonio.
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