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inmaculada acién
Domingo, 25 de julio 2021, 00:54
El ejidense Juan Miguel Sierra lleva desde el mes de enero trabajando en la Oficina Económica y Comercial de España en Pekín como parte del ... programa de becas ICEX. Una experiencia que en plena pandemia por la covid-19 recordará para el resto de sus días.
–¿Cuándo llegó a China?
–Llegué en enero y la verdad que la experiencia para entrar es de película de ciencia ficción. Para empezar, China lleva con las fronteras cerradas desde que surgió el virus, por lo que es muy difícil conseguir visado. Una vez lo tienes (por ir a trabajar para la Embajada), la cuarentena es surrealista. Te llevan 3 semanas a un hotel que te designan las autoridades chinas y que pagas de tu bolsillo (comidas incluidas). Tienes que estar preparado psicológicamente porque 3 semanas encerrado se pueden hacer muy duras, sobretodo si es tu primera toma de contacto con el país y tienes que adaptarte a la comida que tampoco puedes elegir y que te dejan 3 veces al día en la puerta para que tú la abras y la recojas. Además de eso, las pruebas de covid eran a razón de 3-4 por semana. Pero bueno, con mucho entretenimiento y algo de deporte para amenizar los días, se termina pasando.
–¿Cómo está viviendo esta situación?
–La cuarentena es el precio que hay que pagar para tener una vida «casi» libre. Es verdad que ahora hay menos extranjeros por las restricciones de entrada, pero por lo demás se puede disfrutar de la antigua normalidad casi por completo, tanto restaurantes, como discotecas y todo tipo de eventos.
No obstante, este año me hubiera gustado viajar por Asia y, claro, no se puede salir una vez entras al país sin volver a pasar por esa cuarentena, por lo que estoy viajando mucho por China, lo cual es maravilloso y me está permitiendo empaparme de su cultura y paisajes.
–¿Cómo lo está viviendo su familia desde aquí?
- Está contenta y aunque siempre está el miedo de estar tan lejos, confían en que me desenvuelvo bien siempre y quieren que esto me ayude en mi bagaje profesional y personal.
–¿Cómo es ahora mismo su vida allí?
–Estoy centrado en que este año me merezca la pena y pueda aprender de la Oficina y las empresas chinas lo máximo posible. Aquí estoy expuesto a muchas cosas buenas, pero también tiene su proceso de adaptación. China es un país muy único, no solo en el idiomas, sino en cuestiones básicas como las reglas sociales de comportamiento o adaptarte a sus sabores. Tengo un grupo de amigos y compañeros, en su mayoría españoles, con los que disfrutamos de todas las ventajas de estar en Asia.
–¿Qué está suponiendo para usted esta experiencia?
–La verdad es que echo bastante de menos a mi familia, mi gente y en general mi vida allí.
Además, diría que el mar es lo que más extraño viviendo en una ciudad tan de interior y seca como Pekín. Si bien es cierto que es una estancia relativamente corta al tratarse de un año, he aprendido a vivir lejos para valorar más y mejor todo cuando vuelvo.
China tiene sus dificultades, pero hay que entender que es un país en vías de desarrollo y hay que adaptarse a él. Además de todo lo laboral y las oportunidades que esto espero que me dé, haberme «alejado de la pandemia» es lo mejor, por eso sigo muy de cerca la actualidad de España y me enorgullece ver los avances que se hacen para volver, cada vez más, a la normalidad.
–Estudió Traducción e Interpretación con Chino como idioma principal en la Universidad de Granada. ¿Cómo le va con el idioma?
–Me defiendo para poder vivir aquí y entender y hablar bastante. Estoy preparando el HSK4, que es un B2 en el Marco Europeo de Lenguas. No obstante, es un idioma muy difícil el cual sé que nunca voy a aprender como domino el inglés, francés o italiano.
–¿Qué limitaciones ha encontrado personalmente allí?
–Personalmente no he experimentado muchas limitaciones. Me adapto fácil e intento entender las barreras culturales que supone esta cultura.
Como punto negativo destacaría, además de lo que echo de menos la comida española y un plato de migas cuando llueve, la dificultad de acceder a aplicaciones occidentales tipo WhatsApp o Instagram, pues este se tiene que hacer a través de una VPN que «engaña» a las conexiones chinas, ya que estas aplicaciones están bloqueadas en el país.
–Cuando acabe su estancia allí, ¿aún continuará desarrollando el programa ICEX?
–Sí, como parte del programa de ICEX, dejaré la Oficina en diciembre para comenzar la fase 3 el año que viene. Se trata de integrarme en una empresa española en la que poder poner en práctica todos los conocimientos adquiridos. ICEX pagará el 50% de mi salario a la empresa española si es una PYME y el 30% si es una gran empresa, lo cual es muy beneficioso para la empresa y animo a que se apunten todas al programa.
Tanto mis compañeros como yo estamos muy preparados y podremos ayudar con nuestro trabajo a la internacionalización de las mismas. Me encantaría que fuera una empresa andaluza y si fuera almeriense, mejor que mejor. Es cierto que la matriz tiene que ser española, pero por mi experiencia me interesa muchísimo el mercado estadounidense.
–¿A qué le gustaría dedicarse en el futuro?
–Me gustaría integrarme en el departamento de ventas, de desarrollo de negocio, de exportación o internacional de una compañía andaluza. Los sectores que más me interesan son el tecnológico, el industrial y, como no, el agroalimentario.
–No es su primera experiencia en el extranjero...
–No, durante la carrera tuve la oportunidad de realizar varias estancias de movilidad. La primera, en forma de beca Erasmus, fue en la Université d'Aix-Marseille, en el sur de Francia, para afianzar los conocimientos previos que ya tenía del idioma, porque he estudiado Traducción e Interpretación con Inglés, Chino y Francés como idiomas principales. Luego me dieron una beca para venir a China a estudiar chino un mes y tuve mi primer contacto con este país. Y justo al terminar la carrera me dieron otra beca para dar clases de español como auxiliar de conversación en Central College, una universidad privada de Estados Unidos, en el estado de Iowa.
–¿Cómo descubre el programa ICEX?
–Mientras estaba en Estados Unidos, ya supe que tenía que dar un giro a mi carrera.
Yo estudié Traducción por el dominio que tenía de idiomas, aunque ya tenía claro que me quería reorientar al terminar la carrera hacia algo más relacionado con mercados internacionales, comercio exterior o gestión empresarial.
Mientras estaba en EEUU fue el momento de hacerlo y me matriculé en un Máster de Relaciones Comerciales con Asia y estuve trabajando de gestor de proyectos en una empresa en Barcelona.
No obstante, sabía que tenía que ir a por algo más y fue ahí cuando una amiga me habló de las becas ICEX y decidí presentarme.
El proceso de selección es duro, son unas becas de excelencia y todo depende de la Secretaría de Estado de Comercio.
El objetivo de estas becas es potenciar el talento español en materia de internacionalización para luego servir a las empresas españolas.
Entré sin ningún problema después de la valoración de mi expediente académico y currículo, títulos de inglés, test psicotécnico y una entrevista.
–¿Qué programa cursó?
Cursé el MBA en Gestión Internacional de la Empresa, que es bilingüe, en la sede del ICEX-CECO en Madrid y durante todo el año pasado los 311 alumnos nos sometemos a una gran presión ya que competimos en un ranking constante que es el que define después el destino de Embajada al que nos mandan.
Si bien yo creo que tuve bastante suerte, pues al venir de una rama totalmente distinta, me apoyé mucho en mis compañeros que lejos de competir entre nosotros, nos ayudábamos para sacar el máximo de la experiencia. El MBA, con clases como financiación internacional, fiscalidad, marketing, economía o investigación de mercados, cuenta con docentes de reconocido prestigio en el mundo de los negocios.
–¿Qué ha supuesto para usted formar parte de este programa ICEX?
–Para mí personalmente, me está cambiando la vida este programa, pues he podido aprender de la mano de grandísimo profesionales y he completado de la mejor manera posible mi formación. Aunque siempre se sigue aprendiendo, por supuesto.
–¿Por qué eligió como destino Pekín?
–Tras terminar el MBA y presentar el Proyecto Final, que es elaborar el Plan de Internacionalización de una empresa que te dan a un mercado, se publica un ranking definitivo y nos solicitan elegir un máximo de 15 destinos, si bien dependiendo de tu puesto final pueden darte uno de esos o destinos que no hayas solicitado. Finalmente mi ranking fue bueno y pude elegir. Mis primeras opciones fueron Canadá y Estados Unidos. Si bien China fue la tercera, ya que conozco el país y un poco el idioma, que aunque dejé aparcado cuando acabé la carrera, ahora he retomado.
Elegí China por una cuestión meramente profesional. Sé que es un país que se erige como segunda potencia mundial y que tiene una trayectoria imparable y me parecía una gran oportunidad venir aquí para experimentar de primera mano cómo es el tejido empresarial chino apoyando a España.
Personalmente, también es un país que tiene muchísimo que ofrecerte. Además ahora, la vida sin covid da muchas más libertades que en cualquier otro sitio y es todo un lujo poder hacer vida normal.
–¿En qué consiste su trabajo en la Oficina Económica y Comercial de España en Pekín?
–La actividad principal de la red de Oficinas Económicas es dar apoyo institucional y promocionar las actividades de las empresas españolas en los mercados internacionales. En general, ayudar a las empresas españolas que quieran exportar. Se depende del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Diariamente recibimos consultas de empresas españolas sobre las dificultades de los mercados, las formas de entrada, requisitos, entre otros. Se ofrecen Servicios Personalizados a coste muy asequible para las empresas, ya que el fin de la Oficina como parte del Ministerio no es cobrar a las empresas, precisamente lo contrario. Algunos de los servicios personalizados son identificación de socios comerciales, agendas de reuniones, apoyo institucional.
Además, los becarios ICEX estamos encargados de elaborar estudios de mercados, fichas de sector e informes de ferias y eventos a los que asistimos.
–¿Qué tipo de empresas solicitan su asesoramiento y ayuda principalmente?
–Son muchos y muy variados. Al tratarse de un mercado como el chino, principalmente recibimos consultas de agroalimentario y en el de industriales, que es en el que yo estoy.
–¿Se ha encontrado con muchas almerienses?
–No son muchas las empresas almerienses que contactan con la Oficina de Pekín. Las animo al menos que se planteen sus posibilidades en el mercado chino. Por lo que puedo observar, las empresas del sector hortofrutícola no consideran China un mercado objetivo al tratarse de productos perecederos y que ya tienen una gran cuota de mercado y reconocido prestigio en Europa. No obstante, China es el primer país en cuanto a comercio electrónico se refiere por lo que la comercialización de otro tipo de productos, quizás de consumo, entretenimiento, culturales o industriales, podrían encontrar en esta vía una salida de ventas.
–¿Ha cambiado China a nivel empresarial con las pandemia?
–La pandemia y el hermetismo de China por abrir sus fronteras está haciendo que aumente en cierto grado el proteccionismo chino. Si bien las exportaciones españolas a China crecieron en 2020.
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