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Para Iván, de la asociación 'Soy Especial y Qué', el momento de montar en Pía se convierte en un momento para disfrutar. I. A.
Equinoterapia en Almería | La magia de Pía para devolver la voz a Lupe

La magia de Pía para devolver la voz a Lupe

Equinoterapia ·

Este tipo de tratamiento se utiliza como soporte terapéutico en enfermedades físicas y psíquicas y consigue mejorar la calidad de vida gracias al tacto y al calor del animal

INMACULADA ACIÉN

El Ejido

Sábado, 6 de marzo 2021

Hace dos años que comenzó a funcionar Magia Equina con el objetivo de ayudar a través de la equinoterapia a personas que tienen problemas físicos o psicológicos a superarlos. Un proyecto iniciado por Francisco Manuel Martín Corral, fisioterapeuta y por Eva Siles, terapeuta especialista en Equinoterapia, con la colaboración de la Hípica Almerimar, que es donde se lleva a cabo.

Y no podían haber elegido mejor nombre porque realmente son mágicos muchos de los momentos que permiten vivir a los padres y mágicos logros que, no solo a través de la equinoterapia pero sí en complicidad con el resto de terapias que los usuarios llevan a cabo terminan produciéndose.

Un ejemplo de ello es el de Lupe, una pequeña ejidense de 11 años, con autismo, que de un día para otro experimentó un importante retroceso que le llevó a dejar de hablar, al tiempo que sus movimientos también se deterioraron.

Hace dos años, Guadalupe Callejón, madre de Lupe, descubrió junto a su marido la equinoterapia, pero sobre todo descubrió cómo el contacto con el caballo sacaba una sonrisa a su pequeña, que no se marchaba de su cara durante todo el tiempo que estaba en contacto con el animal. «Su sonrisa es mi motor», afirma Guadalupe Callejón.

Conocieron Magia Equina a través de la asociación Altea y desde entonces acuden una vez a la semana. «Fue como algo mágico. Lo primero que recuerdo es que ella no hablaba, pero a través del trote con las sesiones llegó un día en el que la escuchamos volver a pronunciar la a», explica emocionada esta madre que después de dos años volvió a escuchar de nuevo la voz de su hija.

La paciencia de Pía es fundamental para permitir trabajar psicomotricidad.

Poco a poco las letras se convirtieron en palabras, al tiempo que también se veía mejora en su tono postural. Una experiencia que han ido viviendo semana a semana estos padres junto a su hija, ya que al ser además una actividad al aire libre, la han podido compartir con ella, con su terapeuta, Eva Siles, y también con Pía, que es el caballo sobre el que monta cada semana y a la que le une un fuerte vínculo.

«Es muy bonito ver lo segura que se siente encima de Pía, la agilidad que ha ganado en los movimientos, cómo es autónoma encima del caballo, haciendo lo que siente y le apetece en todo momento», explica Guadalupe Callejón, quien confiesa que cruza los dedos para que no le quiten nunca a Pía y a su terapeuta.

Sobre la situación concreta de Lupe, Eva Siles explica que «el movimiento del caballo ayuda a que el diafragma se abra, pero también la autoconfianza que adquieren en el caballo y la motivación, todo eso ayuda a que vuelva a hablar poquito a poco».

No obstante, se trata de una mejora en la que también influye el trabajo continuado y complementario de varias terapias. Así, pese a que con la equinoterapia Lupe mostró mejoras importantes, también se complementa con otras como el uso de un corsé y sesiones de fisioterapia, psicología o logopedia. Y un factor fundamental en toda terapia es también la continuidad para conseguir un beneficio óptimo.

En este sentido, Eva Siles señala que la equinoterapia es bastante desconocida aún y más en el Sur de España que en el Norte, donde indica que incluso comunidades como Asturias, ya incluyen esta terapia dentro de la Seguridad Social. «Aquí estamos a años luz aún de eso».

Una terapia que tiene multitud de beneficios tanto físicos como psicológicos. «Los movimientos que realizamos encima del caballo sentados, son los que nosotros realizamos al caminar. Por ello la gente que ha dejado de andar por algún accidente o por un problema congénito, suelen tener mejoras importantes», señala Eva Siles, quien también apunta a la importancia del calor corporal que transmite el caballo y que le confiere al usuario un bienestar increíble, paz y calma.

Una terapia que también llevan a cabo niños de la asociación 'Soy Especial y Qué' y que les ayuda a mejorar su calidad de vida, como complemento del resto de terapias que desarrollan y a través de la que el anterior propietario de Pía se enteró de la gran contribuión que esta yegua está realizando a que estos menores sean un poco más felices en sus ratos de ocio y trabajo terapéutico.

«Mi abuelo se sentiría muy orgulloso si viera ahora a Pía»

«Mi abuelo se sentiría muy orgulloso si lo supiera», señala Francisco Ortega, nieto de Manuel Buendía Mateo, quien fuera propietario de Pía.

Manuel Ortega explica que es seguidor de la página de Facebook de la asociación 'Soy Especial y Qué' ya que le gusta conocer y compartir las numerosas actividades que hacen. «Fue a través de ellos que vi a Pía después de mucho tiempo».

Y es que cuando tenía 13 o 14 años pasaba con sus primos los veranos metido en la Hípica de Almerimar. Fue entonces cuando llegó Pía. Una potra con unos tres años de edad de la que se enamoraron tanto él como sus primos, convenciendo a su abuelo para que la comprara. «Nos la llevamos a la finca que mi abuelo tenía en Pampanico y allí montábamos. De hecho, la yegua crió dos veces. Pero en 2006 yo me fui a estudiar y al final terminamos vendiendo a las dos potrillas y la yegua se la cedió mi abuelo a la Hípica de Almerimar, a cambio de que cuando fuéramos, pudiéramos montarla».

En este sentido, Manuel Ortega confiesa que «la primera vez que vi la foto de Pía con los niños, lo primero que pensé es que era el caballo ideal para hacer esa actividad, porque es muy buena y muy paciente. Se lo conté a mi pareja, a mis padres y a mi abuela».

No lo pudo compartir con su abuelo, Manuel Buendía Mateo, porque murió hace cuatro años. Por eso su abuela aún se emocionó más aún cuando conoció cómo estaba Pía y que estaba ayudando en terapías a los niños. «Siempre me dice que si mi abuelo supiera la labor que está haciendo Pía con los niños se sentiría muy feliz y orgulloso», senala Francisco Ortega.

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