«La suerte de mi trabajo es que me siento más protegida en la Policlínica que cuando voy al supermercado»
COVID-19 ·
Mari Paz Jiménez, enferemera de la Policlínica, explica que la peor parte del trabajo, donde se siente protegida, es pensar en el riesgo al que los sanitarios exponen a su familiaÁfrica Mateo
El Ejido
Domingo, 5 de abril 2020
Mari Paz Jiménez es enfermera jefa de turno de la Policlínica del Poniente desde hace 22 años. En todo este tiempo ha vivido muchas situaciones y está acostumbrada a bregar con problemas y dificultades, ya que nadie va al médico por gusto. Pero la situación provocada por el COVID-19 es, sin duda, la más compleja que le ha tocado vivir en toda su carrera profesional. A la dificultad de afrontar una enfermedad completamente desconocida y muy contagiosa se une el desgaste emocional de una crisis sanitaria que pasa factura a toda la población y, sobre todo, a los que están en la primera línea, que ponen en segundo plano en estos días a su familia, su vida e incluso su salud.
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«Estoy preocupada, por mí, pero sobre todo por mi familia, por mis niños», reconoce la enfermera ejidense, que al mismo tiempo defiende que «somos sanitarios, y tenemos que estar». Además, reconoce estar «muy contenta de trabajar en la Policlínica, porque tenemos medios de protección, pusieron el primer día las pantallas en el mostrados de atención al público, contamos con mascarillas FP2, EPIs, guantes y todo lo necesario para protegernos».
No obstante, Mari Paz lleva desde que empezó la crisis del coronavirus sin ver a sus padres, que viven en el piso debajo del suyo. «Normalmente me pasaba todas las tardes, pero ahora saludo a mi madre desde el pasillo», explica. También ha decidido reducir el contacto con su familia. Aún así, le quedan ánimos para aplaudir a sus compañeros, que «están en primera fila en los hospitales, urgencias, plantas y UCI, son los verdaderos héroes», afirma con gran humildad.
Lo positivo, es que afirma no tener «sensación de desprotección», ya que «me siento más segura cuando estoy trabajando en la Policlínica que en un supermercado». Y es que la clínica ejidense ha tomado todo tipo de precauciones. Permiten un máximo de 10 personas en la sala de espera, donde han señalizado los asientos que se pueden usar y los que no; han implantado un servicio de lavandería para que ningún sanitario tenga que lavar los uniformes en su casa; han puesto en marcha un sistema de videoconsultas con los especialistas; a los postoperatorios y personas que tenían que realizarse curas diarias, le han explicado, en la medida de lo posible, cómo hacerlo por sus propios medios en casa, para evitarles el desplazamiento. Con todas estas medidas y el descenso de la demanda, Mari Paz tiene la sensación de que «todos los días son domingo», que es el día de menor afluencia en situación normal. Sobre todo están centrados en las urgencias, que siguen funcionando, ya que el principal sector de la economía ejidense, la agricultura, no ha parado. «Tenemos todos los días accidentes laborales, sobre todo de trabajadores de almacenes. Por ejemplo hoy hemos atendido a un hombre que ha tenido un impacto de una traspaleta y otro que se ha dañado una muñeca», explica la enfermera. Además, hay cosas que no pueden esperar a curarse en casa, como las jaquecas extremas o dolores fuertes de abdomen, que requieren normalmente medicación intramuscular. En este sentido, la enfermera explica que «hay mucha ansiedad en la gente, que necesita hablar con su médico de familia, para tranquilizarse, porque son médicos que llevan muchos años en la Policlínica y tienen mucha confianza con ellos».
En cuanto a las medidas concretas implantadas por si llega algún caso con coronavirus, Mari Paz explica que la Policlínica ha acondicionado una consulta aislada específica por si llega un caso sospechoso, pero cuando llaman por teléfono, los derivan a los números habilitados por el Gobierno para ello. «Hay muchos pacientes que prefieren venir aquí porque entienden que tenemos menos saturación que en el hospital», reconoce Mari Paz, que echa de menos, como todos, una vuelta a la normalidad, aunque en su caso, eso supone mucho más trabajo, porque el ritmo de enfermería de la Policlínica es frenético.
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