«Es más difícil enseñar al dueño que adiestrar a un perro»

Hace una década que Marius Stefanel Cracana compró un Dóberman. Fue su primer perro de gran tamaño. Hasta entonces siempre había tenido de raza pequeña.Fue entonces cuando se adentró en el mundo del adiestramiento canino. Primero comenzó llevando a su perro a adiestrarlo, luego se introdujo en el mundo del a competición tanto de belleza como de trabajo y poco a poco se enganchó. Desde hace cinco años tiene el título oficial de adiestrador canino y ahora ayuda a dueños de canes a disfrutar más de ellos en la Asociación Canina de El Ejido.

En este corto pero intenso tiempo se ha encontrado con muchas situaciones y aunque pueda parecer una afirmación chocante el hecho de que «es más difícil enseñar al dueño que adiestrar a un perro», la explicación es sencilla.

«Ahora mismo tenemos en el centro más de 25 socios, porque solo lleva un año funcionando, y los perros en tres semanas han cogido toda la base y lo hacen todo. Sin embargo, es más difícil que el dueño entienda lo que estoy explicando que el perro», señala este adiestrador canino.

En este sentido, también puede parecer raro escuchar que puede ser más complejo adiestrar a un perro pequeño que a uno grande. Pero la dificultad no radica en que los grandes aprendan antes que los pequeños. En realidad, el adiestramiento es el mismo, pero los dueños con perros grandes suelen acudir a clases de adiestramiento antes y suelen ser más disciplinados y constantes con el trabajo con el animal.

«El trabajo que nosotros hacemos, luego hay que continuarlo en casa. A los perros grandes los dueños los suelen llevar más controlados, pero a los pequeños los traen muy mal criados y cuesta más que luego continúen el trabajo con ellos», comenta Cracana.

Adiestramiento en positivo

En este sentido, el adiestramiento se hace siempre a través de estímulos positivos para el animal como es en un primer momento la alimentación y posteriormente el juego y las caricias, lo que ayuda a que el aprendizaje sea más rápido.

«Después de las primeras ocho semanas, que es cuando se lo quitas a la madre, es cuando empiezas a enseñarle mundo al cachorro para que luego no tenga miedos ni impedimentos en el futuro», explica Cracana, quien añade que el preadiestramiento, que va desde las ocho hasta las dieciséis semanas, «consiste en que los saques contigo a todos los sitios porque en esos meses es cuando el perro más mundo tiene que ver para que no se le olvide nunca. Dejarlo que juegue con niños y adultos, que huela a los demás perros y a otro tipo de mascotas». En este tiempo es cuando también se les debe enseñar que el ruido de los cohetes no asusta, sino asociarlo a algo positivo.

A partir de los ocho meses se les puede empezar a enseñar las cosas básicas tales como que se siente, que se tumbe, que vaya detrás del dueño y esté atento a él. «Ahí es cuando se crea el vínculo entre dueño y perro».

Cómo atajar la agresividad

«Prefiero la agresividad innata que el miedo», afirma Marius Stefanel Cracana. Y es que corregir una conducta agresiva generada por el miedo implica mayor trabajo. «Las primeras veces tienes que acercarte con bozal y siempre a través del juego», explica este adiestrador canino, quien añade que, sin embargo, en el caso de agresividad innata «a través del juego y la obediencia, la agresividad se les quita muy rápido».

Por otra parte, este adiestrador hace especial hincapié en la responsabilidad cuando se adopta o compra un perro, tanto en el tiempo que hay que dedicarles a cuidados y ejercicio, como en la responsabilidad ante de época de vacaciones, para que no acaben abandonados.

Y es que como alternativa a las vacaciones de los dueños existen residencias y guarderías caninas repartidas por toda la provincia, donde es posible dejar a tus mascotas para que estén bien atendidas bien en breves estancias de tiempo o incluso en largas temporadas, como la que tiene la Asociación Canina de El Ejido.

«El mayor problema es humanizar demasiado a los perros»

No hay duda de que el cariño que se le tiene a una mascota es muy grande, pero también hay que tener en cuenta que no se trata de niños, sino de animales y en ocasiones «el mayor problema es humanizar demasiado a los perros», señala Marius Stefanel Cracana, adiestrador canino.

Y es que es importante tener en cuenta que es fundamental marcarle las pautas a nuestra mascota desde el principio.

Así, si de inicio se permite que el perro se meta en la cama o se tumbe en el sofá y después se pretende quitar esas conductas al perro, se genera una confusión en el animal y es más complicado. «Desde el principio hay que enseñarles cuándo pueden y cuándo no, porque si no, ellos no entienden porque a veces se les permite y otras no», explica este adiestrador canino, que señala que en los perros grandes algunas de las conductas que más les solicitan modificar es que el perro no acude a su llamada o que les tiran de la correa.

El tema de la alimentación y las salidas es básico a la hora de coger el vínculo con el perro. «Los cachorros deben salir tres veces al día mínimo y que coman tres veces al día. En edad joven un par de veces al día y en edad adulta una vez al día. En esos momentos de la comida, el alimento debes ponérsela tú delante, mientras el animal está sentado, para que sepa que quien le da de comer eres tú y que sepa que te necesitas. Si le dejas todo el día la comida puesta, lo sacas cuando puedes es normal que se generen los problemas». Las rutinas son fundamentales y tener en cuenta que el perro necesita tener entre media hora y una hora de juego con su dueño, para afianzar el vínculo y para saber que es importante para su dueño.

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