Centenares de balermeros se echan a la calle por su playa

La situación que vive el pueblo de Balerma ya es insostenible. Después de años de reclamaciones, poniendo sobre la mesa y advirtiendo a Costas del grave problema de erosión que se estaba produciendo en Balerma y más desde la construcción de los espigones en el vecino municipio de Balanegra, ha llegado el punto en el que los balermeros afrontan un verano sin casi playa en su paseo marítimo.De hecho, la franja situada entre la plaza de la Torre y la Lonja ayer mismo servía a los visitantes solo para andar, pero nadie se fiaba de colocar una sombrilla en el poco espacio de playa libre, por miedo a que una ola se la llevara. En la zona entre el núcleo urbano y Balanegra los usuarios deben dar un buen salto para llegar a la orilla, el de un tranco que dificulta el acceso. Todo ello son muestras de lo que el mar está haciendo.

Sin embargo y tras años de quejas siguen sin recibir una solución. Más al contrario, todo se podría agravar más de llevarse a cabo la medida que Costas está sopesando que es modificar la línea de costa entre La Rambla del Loco y la Piedra del Moro, o lo que es lo mismo, aumentar un deslinde que podría dejar en jaque viviendas y terrenos. Incluso el camping de Balerma se vería afectado.

Todo ello llevó ayer a que cientos de balermeros dijeran basta y se lanzaran a la calle a concentrarse en la plaza de la Torre para reclamar espigones ya, de manera urgente y a demandar que Costas se olvide del deslinde. El vaso de la paciencia de los balermeros desbordó ayer.

Desde antes de las once de la mañana comenzaron a concentrarse los vecinos y veraneantes tanto en la plaza como en las calles aledañas.

A las once daba comienzo la concentración, convocada por la Junta de Gobierno de Balerma y las asociaciones de la localidad. Apoyando no faltaron miembros de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de El Ejido e incluso la parlamentaria popular y balermera Rosalía Espinosa, y la coordinadora del PPA en el Parlamento, Ana Vanesa García.

Espinosa recordó que Balerma «es la única localidad costera del Poniente almeriense sin defensas en la playa», lo que provoca que su erosión sea aún mayor por efecto del resto.

El párroco de Balerma JesúsZapata fue el encargado de leer el manifiesto en el que se recordó que «esas playas amplias y copiosas de arena se están quedando reducidas día tras día, temporal tras temporal. No podemos permitir que esa situación se prolongue más en el tiempo, ni que se pierdan esfuerzos en procedimientos o trámites administrativos que no sea actuar para estabilizar y regenerar nuestro litoral, y recuperar el patrimonio que teníamos y que nos han quitado».

En esta línea, también se insistió en que «la Administración tiene el deber de proteger y defender el dominio público marítimo, pero no solo con deslindes, las obras tienen que anteponerse a esos procesos que no se sabe bien cuándo y cómo terminan. El Estado tiene que auxiliar a Balerma y lo tiene que hacer rápido y con actuaciones concretas y que sean duraderas, por eso hoy clamamos desde esta plaza para que escuchen nuestras reivindicaciones y las atiendan. Queremos recuperar nuestra playa y lo queremos ya».

Por otra parte, el alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, subrayó que «Balerma clama por una solución, ya que la costa lleva mucho tiempo sufriendo serios problemas de erosión, agravados por la construcción de los espigones de Balanegra, que se acometieron sin que se realizara la correspondiente evaluación de impacto medioambiental«. Un hecho, que tal y como insistió, »provoca un desgaste muy elevado en la playa de Balerma, por lo que estamos muy preocupados«.

El malestar, el enfado y el hartazgo era patente entre los asistentes a la concentración y la tensión se notaba en el ambiente. Tanto fue así que tras la lectura de manifiesto, la concentración no se disgregó. Los asistentes se mantenían firmes con cánticos de 'espigones ya', 'Balerma unida, jamás será vencida', 'queremos nuestra playa' y también muchos gritos en contra de la clase política, por la que se sienten desamparados.

Hasta cerca de la una de la tarde aún quedaban corrillos de personas comentando la grave situación.La tensión era tal que incluso un amplio grupo de asistentes no dudó en rodear al alcalde, Francisco Góngora, tras el acto para pedirle explicaciones de cómo estaba la situación y de porqué nada se hacía por este pueblo pesquero con tanta historia.

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