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Alberto Padilla, profesor de Infantil del CEIPDiego Velázquez, en su clase del centro educativo. I. A.
Entrevista a Alberto Padilla | «Asumo cada día como un reto y una aventura nueva e intento que los niños lo vivan también así»
Entrevista a Alberto Padilla

«Asumo cada día como un reto y una aventura nueva e intento que los niños lo vivan también así»

Profesor de Infantil y finalista de los Premios Educa ·

Docente en la provincia de Almería tras su llegada desde Cádiz, considera que la educación es «la principal arma para cambiar el mundo»

inmaculada acién

El Ejido

Sábado, 7 de enero 2023, 22:42

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Alberto Padilla es profesor de Educación Infantil. Natural del municipio jienense de Bailén, empezó a ejercer como docente hace unos 12 años y lo hizo en Almería, concretamente en la pedanía nijareña de Ruescas. Ahora también es en Almería donde ha conseguido su plaza de docente definitiva y donde seguirá desarrollando su concepto de educación, ese que le ha llevado a ser elegido entre los mejores de España en los Premios Educa.

–¿Cómo llega este año al CEIP Diego Velázquez de ElEjido?

–A través de la red que había establecido con la gente del CEP de El Ejido y el de Almería por los cursos de formación, conozco la forma de trabajar en El Ejido.A nivel provincial, en El Ejido hay mucha calidad educativa, en la mayoría de los centros se hacen cosas muy interesantes y compartían buenas prácticas educativas. Además, conocía en concreto la forma de trabajar de este centro. Me llamaba mucho la atención cómo llevaban a cabo sus proyectos y sobre todo el respeto que le tienen a la infancia, que para mí vital. Así, aunque el cole que tengo de definitivo es bueno, valoro todas las opciones y me llamaba mucho la forma de trabajar, porque este centro a nivel de proyectos es puntero en muchas de las actividades que organiza e iban en la misma línea de lo que yo venía haciendo.

–¿Sigue trabajando igual que lo hacía estos años anteriores en Cádiz?

–Sí, mi clase aquí es la misma que tenía montado en Cádiz, la misma forma de trabajo y la misma línea. Buscaba eso, que el cambio de una provincia a otra, después de tantos años, me fuese sencillo y llegar a un centro en el que se me permitiese trabajar y seguir apostando por lo que yo creo. Tengo la suerte de haber encontrado ese centro y estoy encantado. Yo pido y todo va hacia delante. Y todo eso pese a que no es fácil llegar de los últimos y colocarse aquí y formar parte de la vida activa.

–¿Cómo entiende la educación?

–Lo primero es que la educación es la principal arma que tenemos para cambiar el mundo. Lo decía Nelson Mandela y esa frase se me quedó hace muchos años, en las primeras oposiciones porque creo que es la base de todo, donde todo comienza, tanto en casa como en el cole. Tengo la suerte de pertenecer a esa primera etapa de la educación, la educación infantil, donde se sustentan tantas cosas y se ponen los cimientos para que luego la edificación salga alta. Creo en el poder transformador de la sociedad a través de la escuela.

–¿Cómo es su forma de trabajar en clase?

–Lo primero es que tengo muy en cuenta a los niños, sus necesidades, características, peculiaridades, su forma de interactuar entre ellos y conmigo, de trabajar, lo que les motiva... Hago un sociograma muy importante, porque para mí el foco principal está en ellos. En base a ello ya articulo distintos enfoques metodológicos. Sigo la normativa. Y suelo estar muy al día de todo lo que se va haciendo a nivel nacional e internacional, mediante distintos programas de movilidad europea. Luego uno toda esa amalgama y hago mi forma de trabajar, que hasta ahora me está dando buenos resultados. Pero, sobre todo, respeto a la infancia y respeto al proceso de cada niño y niña.

–¿Cómo ve la educación en la actualidad?

–Me parece importante destacar que a partir de la pandemia, al profesorado y docentes se nos reconoció una parte del trabajo, por lo difícil que fue montar una escuela que no teníamos hecha, a distancia, usando recursos y herramientas. Las familias, estando en casa y teniendo que llevar a cabo procesos de los que no están acostumbrados, valoraron más nuestro trabajo. Creo que hay un momento de cambio y también hay un momento importante de lo que llamo la pedagogía del contagio, y es que nos contagiamos unos de otros y eso va ampliando mucho el proceso de innovación educativa y fomenta esa calidad que tanto buscamos.

A raíz de los Premios Educa Abanca y otros como los Global Teacher Award, también se nos reconoce de alguna forma y ya no de una especialidad concreta, sino desde la Escuela Infantil de 0-3, que me parece que hacen un trabajo maravilloso. Desde ahí ya hay un reconocimiento social. Estamos en un momento de cambio para bien de la educación. Además, la Legislación que tenemos nueva ha unificado todo el proceso y creo que vamos remando en el sentido adecuado.

–¿Qué le falta a la educación?

–Muchas veces le faltan recursos a todos los niveles. Le falta también que desde los despachos se llegue a la clase y al alumnado. Muchas veces, quien articula las leyes o valora un proyecto, se olvidado que con los niños en la clase se vive de otra manera y a lo mejor es difícil llevar un proyecto determinado o valorar una cosa en concreto, porque no es una realidad del aula. Acercar el despacho a la clase para mí es muy importante. Por eso valoro tanto la iniciativa de la Delegación de juntarnos y hablar un ratito de eso que pasa en mi clase. Me parece importante sentarnos un ratito y conocer qué se hace en la clase, cómo están los niños y las niñas actualmente, porque en ese proceso de cambio falta eso, poner el punto de mira en las clases reales y lo que tenemos de real, y en base a eso articular los recursos.

–¿Cómo se llega a estos premios?

–Surgen a través de la Fundación Educa Abanca y es el alumnado y la propia familia quienes proponen a los docentes y tienen que exponer las razones de porqué se propone a esa persona y evidencias de que lo merece. A partir de ahí se realiza un cribado y en base a eso la organización articula un listado oficial. Hay una entrega de méritos de lo que se hace en el aula y la proyección que uno como docente tiene a través de formación, redes o iniciativas. A mí me nominaron los padres de mis alumnos del año pasado, porque los últimos cuatro cursos yo he estado en Alcalá de los Gazules, en Cádiz. En ese cole he sido tres veces nominado, dos de ellas finalista. En este caso en el cuarto puesto. Para mí es un orgullo, porque no surge de mí sino de ellos, y que las familias reconozcan mi trabajo y apuesten por ti una vez y otra, es motivo de orgullo. Me siento representante de tantos docentes almerienses que luchan día a día que están sacando adelante la escuela con una educación de calidad. Para mí ese es el mejor premio.

–¿Qué es lo que más han valorado en su caso?

–Mi día a día en la clase, porque pese a que he colaborado con el Centro del Profesorado y en algún libro o manual, no tengo un trabajo de investigación y de campo, y en redes sociales tampoco soy demasiado activo. Han valorado mi día a día en el aula. Es verdad que los distintos proyectos que hicimos el año pasado consiguió involucrar a personas y situaciones de las que se hicieron eco en la prensa. Pero para mí lo más importante es tener los pies en la tierra y los pies en mi clase.

–¿Cómo es un día en su clase?

–Mis niños siempre dicen que todos los días hay algo nuevo. Esa es la frase que resume el día a día. Y las familias me cuentan que sus niños les dicen que cada día hay una cosa nueva. Y es verdad. Yo asumo cada día como un reto y una aventura nueva, e intento que los niños lo vivan también así. En el día a día, aunque haya una programación que se sigue, ellos tienen mucho peso y la van cambiando dependiendo de cómo se encuentren o si surge algo en clase ese día que es de interés de todos los demás y del que se pueda obtener un aprovechamiento didáctico, lo utilizo. Mi día a día es una aventura, no hay ningún día igual. Trabajamos en equipo y yo siempre estoy con ellos en sus mesas, en la alfombra. No soy maestro de estar arriba, pese a que soy alto, sino de estar abajo, a su altura. Intento que sean felices, desde que entran hasta que se van, eso no significa que no aprendan, pero creo que si somos felices aprendemos mejor.

–En clase tienen un botiquín de las emociones. ¿Qué es?

–Es un botiquín al uso pero que dentro tiene otro tipo de cosas y que ellos lo usan cuando lo necesitan. Hay una pelota anti estrés, un tarro de la calma, un calidoscopio para cuando necesitamos concentrarnos, unos caramelos cura angustias, unas vendas abrazadoras, un cojín de la risa para cuando estamos tristes, un spray anti miedo. Yo lo utilizo también para que ellos vean que yo también soy persona.

–¿Qué le lleva a decidir ser maestro y cuándo toma esa decisión?

–Desde pequeño, he tenido vocación de ser maestro. He tenido la suerte de crecer en una familia en la que mis padres nos dieron la oportunidad de estudiar lo que quisiéramos y emplear nuestro tiempo libre en nuestras aficiones y gustos. Tengo algunos estudios de Danza y de Arte Dramático, pero tenía la espinita de hacer Magisterio y a la hora de decidir qué especialidad, tenía claro que quería que fuese Infantil, porque yo recuerdo mi etapa en Infantil con mucho cariño y me parece muy importante la edad en la que me muevo. Encontré en el Magisterio una forma de combinar todas esas inquietudes que a mí se me daban bien y ponerlos en favor de otros, en este caso de los niños y las niñas. Siendo maestro soy un poquito cantante, un poquito bailarín, un poquito actor, un poquito mago, un poquito de todo. Entendí que todas mis capacidades se podían poner al servicio de otros mediante el Magisterio y para mí esa fue la motivación y encontré lo que me gustaba.

–¿Qué le pediría a 2023 a nivel educativo?

–Es verdad que con los nuevos cambios legislativos nos sentimos un poco perdidos. En Infantil estábamos con una Ley de 2008 que estaba un poco obsoleta. Ahora mismo hay un caos de nombres nuevos, de cosas nuevas y estamos todo el mundo docente igual. Pediría un poco de tranquilidad en este sentido, que no nos exijan todavía mucho de papeleos porque estamos en el camino pero no podemos llegar al final tan rápido, hay que recorrerlo. Y luego a nivel del día a día, me parece muy importante que los docentes veamos tanto al alumnado, a los compañeros y a las familias como personas, porque muchas veces se nos olvida que somos personas y que trabajamos con personas.

–¿Cómo está siendo el curso?

–Estoy encantado con el cole y tengo que agradecer al equipo directivo y al equipo de Infantil porque tengo la suerte de contar con un equipo en el que vamos todos a una y se proponen cosas y salen adelante, y nos ayudamos mutuamente entre unas clases y otras. El año que viene quiero seguir aquí y no tengo intención de moverme al menos en un tiempo. Y además las familias se han involucrado desde el principio en la educación, tenían muchas ganas y han estado implicados desde el principio y han participado en el aula.

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