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Inmaculada Acién
El Ejido
Miércoles, 7 de septiembre 2022, 23:03
La agricultura es el principal motor económico del municipio de El Ejido. Lo lleva siendo desde el principio. Y es que si bien el Campo de Dalías estaba prácticamente despoblado hasta mitad del siglo XX, tiempos en los que se vivía de la uva y de cultivos de secano irregulares salpicados por sus cañadas, el descubrimiento de los pozos de agua llevaron a un boom de la agricultura que provocó el crecimiento de población en toda la zona.
El uso de las aguas subterráneas y de los pozos desencadenó un fuerte proceso de inmigración, procedente principalmente de la Alpujarra, tanto almeriense como granadina, pero también de otros pueblos de interior d Jaén, y un fenómeno de explosión demográfica de especial relevancia, donde el Campo de Dalías comenzó a incrementar el número de habitantes superando en poco tiempo al del propio pueblo de Dalías.
El primer invernadero
«En el año 65 se hizo el primer invernadero en la Cuesta los Alacranes», recuerda Antonio Cara, agricultor de El Ejido. Desde entonces el número de invernaderos fue en crecimiento constante y en 1979 ya era muchos los que había diseminados por el campo, aunque aún quedaba cultivo al aire libre. De hecho, en toda la provincia, ese año ya se contabilizan 6.386 hectáreas invernadas, el doble que tres años antes, pero muy alejadas de las 32.827 hectáreas con que contaba la provincia el año pasado.
José Antonio Manrique, también agricultor y vicepresidente de Campoejido, recuerda que a él mismo, que es natural de Darrícal, ya quisieron traerlo a trabajar al Campo de Dalías en el 71. De hecho, de su pueblo, perteneciente a Alcolea, fueron muchos los que bajaron a trabajar al Campo de Dalías y venían por temporadas enteras, compartiendo vivienda con los agricultores de la zona.
Pero no era la única inmigración que recibía el Campo de Dalías. «Entre el 75 y el 77 llegaron ya los primeros marroquíes a trabajar al campo», recuerda José Antonio Manrique. Y es que la explosión del campo hacía necesaria mano de obra que escaseaba en la zona.
Pero, además, muchos de ellos terminaron quedándose a vivir en El Ejido, creando sus familias y convirtiéndose muchos de ellos en agricultores como el propio José Antonio Manrique.
Un campo que cultivaba principalmente tomate y judía de todas clases, así como pimiento italiano, pero también había pimiento Lamuyo, pepino corto o berenjena. El pepino holandés llegó más tarde y, además, en un comienzo con semilla de contrabando en coche desde Holanda, hasta que poco a poco fue entrando en el campo.
«Frusol y Camposol, fueron las primeras cooperativas que hubo en la zona», recuerda Antonio Cara. «Luego abrieron Ejidomar y San Isidro.
Alhóndigas y cooperativas
En 1979 existían 36 almacenes para agricultores. Se comercializaba la producción en alhóndigas, cooperativas y grupos de comercialización. En ese año se produjeron 35,5 millones de kilos de producción, a los que se sumaban 5 millones de kilos en Las Norias, mientras que en Dalías la producción era de 1,15 millones de kilos.
Ya en 1976 se hablaba en algunos escritos de que El Ejido era el primer núcleo de la provincia y también de las bondades de Almerimar como reclamo turístico con el campo de golf, el puerto deportivo y los primeros hoteles.
De hecho, los núcleos del campo de Dalías aglutinaban el 87% de la población urbana de toda Dalías y el 40% se encontraba en ElEjido. Así, Dalías y Celín aglutinaban 3.517 habitantes, a 1 de marzo de 1981, mientras que El Ejido con todos los núcleos sumaba 29.625 habitantes.
«Lo que lleva a que este municipio crezca es la agricultura. Ahora lo que hace falta es que hagamos las cosas bien para que siga como va, pero no solo aquí, sino también a nivel nacional e internacional», afirma José Antonio Manrique.
«El Ejido se podría haber segregado incluso antes»
El boom provocado por la agricultura llevó a un crecimiento rápido del municipio, que seguía dependiendo en lo administrativo de un Ayuntamiento que se situaba a demasiados kilómetros para los asuntos que diariamente tenía que solventar el campo ejidense.
De hecho, según un informe de la época, más del 95% de los asuntos municipales correspondían a problemas en el campo. «El Ejido se podía haber independizado antes», afirma José Antonio Manrique, agricultor y vicepresidente de Campoejido.
De hecho, durante el proceso del cambio de capitalidad, el Ayuntamiento solicita a las cooperativas y alhóndigas su pronunciamiento sobre la idoneidad del cambio.
«En aquellos momentos a las Alhóndigas se les aplicaba un impuesto a la comercialización que tenía y que no se quedaba en El Ejido, sino que se iba a Dalías», explica José Antonio Manrique, quien señala que, pese al dinero que iba en impuestos desde El Ejido hacia Dalías, las inversiones en infraestructuras y mantenimiento para El Ejido era mínimas.
Con el cambio de capitalidad, recuerdan José Antonio Manrique y Antonio Cara las tensiones sociales que se produjeron. «La gente de Dalías no quería venir a trabajar, no podías ir para arriba porque podían pegarte una pedrada y romperte el coche», señala Cara. «De hecho, la gente de El Ejido hizo una pancarta y la pusieron en el cruce a Balerma donde había un dibujo de un indio con una flecha y una paloma, que ponía así cazan los indios a los pichones».
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