«Ha habido actuaciones donde hemos tenido que parar porque el público y nosotros llorábamos de la risa»
Lara Dibildos, actriz ·
El Auditorio de El Ejido acoge esta noche, a las 21 horas, la puesta en escena de la comedia 'Hongos', una venganza amorosa que sacará las carcajadas del público
Inmaculada Acién
El Ejido
Viernes, 14 de octubre 2022, 00:02
El Auditorio de El Ejido acoge esta noche, desde las 21 horas, la puesta en escena de la comedia 'Hongos', protagonizada por Lara Dibildos y César Lucendo. Una comedia teatral de muestra la venganza amorosa más original jamás vista, todo ello adornado con mucho humor, locura y un poco de sensualidad. Una obra que llega tras nueve meses arrancando las carcajadas en Madrid.
–¿Dónde está el secreto de 'Hongos'?
–En que es un texto buenísimo de Julián Quintanilla, adaptador de comedias como Toc Toc, de un nivel brutal, y además el director es César Lucendo, que controla la comedia como nadie. Es la segunda comedia en la que trabajo con él. Además, tanto César como yo llevamos mucho tiempo trabajando juntos y tenemos mucha conexión, lo que nos permite tener esa buena energía, los dos somos muy de comedia. Al final es un conjunto de hechos que hacen que lleguemos al público.
–Entiendo que esa sintonía entre los actores siempre es fundamental para hacer creíble un texto, pero ¿más si cabe para sacar la carcajada?
–Pues sí. Lo fundamental es que él y yo nos seguimos riendo el uno del otro, aunque suene un poco feo.
–¿Qué se van a encontrar los espectadores?
–La obra tiene una primera parte de comedia, pero muy teatral, y en la segunda parte nos permitimos ciertas licencias. Es una locura porque convertimos la obra de teatro en un show de televisión en directo, con las luces y la música del Precio Justo. El público parece el de un programa de televisión, y es una auténtica locura, porque nos permite interactuar con el público, aunque no sacamos a nadie ni hacemos hablar a nadie. Pero es inevitable que el público comente en alto, y al final eso provoca ciertas improvisaciones, que hacen que me den ataques de risa y a César, incluso al público. Ha habido actuaciones donde hemos tenido que parar porque tanto el público como nosotros llorábamos de la risa. Y luego, al final, volvemos de nuevo al formato teatral, con un final del tipo de comedias que me gustan a mí, que de pronto pegan un giro que nadie espera y dejan las bocas abiertas de todo el mundo, porque al final todo cobra sentido y lo entienden todo. Al final es cuando nos bajamos a la verdad y la gente se marcha con el corazoncito tocado.
–Tiene de todo el espectáculo, entonces.
–Es lo bueno que tiene. Un espectáculo tan completo porque es una comedia, por supuesto, pero también muchas veces las mayores verdades se dicen con sentido del humor. Y es lo que pasa aquí, que te ríes mucho, pero luego te quedas pensando en que es fuerte lo que has escuchado, porque todos nos sentimos identificados en algún momento de nuestra vida, en alguna relación que hemos tenido, con muchas de las cosas que pasan en el escenario.
–Porque hay que decir que esta obra de teatro narra la historia de un matrimonio con problemas conyugales.
–Somos un matrimonio y mi marido es un golfo, para qué andarnos con rodeos. Los dos pensamos que es un matrimonio en el que los dos están enamorados, el uno del otro, pero Adrián, que es el personaje que hace César Lucendo, es un tío con mucho carisma y personalidad, muy atractivo, que gusta mucho a las mujeres y a él también le gustan mucho las mujeres. Es un problema que no puede evitar. Y al final llega un punto en el que ella se enfada porque le contagia hongos vaginales y ya es lo que le faltaba. Encima de golfo y de poner los cuernos, lo que pica esto. Ahí es cuando ella trama una venganza muy inteligente y divertidísima para que él confiese sus infidelidades, y por eso terminamos en un programa de televisión en directo, con un polígrafo en la cabeza que no falla. Es muy divertida.
–Una historia donde humor y venganza me recuerdan a los ingredientes de otra comedia que protagonizó como fue 'El contador del amor'.
–Sí. El argumento es diferente pero en lo que sí se parecen es en que es una venganza amorosa, porque el protagonistas de 'El contador del amor' era otro golfo. Yo no sé, pero tengo un karma para atraer a golfos, que por eso luego en mi vida privada estoy soltera (risas), porque me llevo los mejores regalitos para el escenario. En 'El contador del amor' yo también urdía un plan para conseguir que confesara.
–'Hongos' también tiene alguna escena picantona.
–Sí, sí las hay. Al principio me dio vergüenza porque no soy ya una niña de 20 años, que tienen todas unos tipazos de modelos. Pero al final no son escenas metidas con calzador, sino que tienen su sentido y su explicación, y al final yo lo he llevado a la comedia que es donde yo me siento cómoda y lo que creo que más le pega a este personaje. De hecho, a Diana no le apetece hacer un bailecito sexy, ni quitarse la ropa, lo hace porque todo va enfocado a machacar a su marido. Al final se ha convertido en una escena que ha pasado de ser una de las que más me costaban al principio, a ser de las que más me divierten y el público se parte de risa.
–¿Es el humor en el que más cómoda se siente?
–No, pero es el más agradecido. La comedia es muy agradecida y más en la época en la que estamos viviendo, lo que hemos pasado o lo que tenemos en casa, que hace que cuando salimos a ver un espectáculo, lo que queremos es sentir, emocionarnos y sobre todo reírnos, que se nos olvide todo durante esa hora y veinte. De hecho, nos sigue pasando que acabamos y nos preguntan si ya se ha terminado porque se les hace muy corta. Y eso es lo bueno, porque el público se queda con ganas de más. Tanto en el final de esta función donde yo me bajo a la verdad o en otras muchas donde he tenido que tirar de mucha emoción, también lo disfruto. Al final eso es lo que nos gusta a los actores, hacer un poquito de cada, en cada función.
–Está preparando un libro donde habla de un pasaje muy importante de su vida. ¿Qué da más pudor, desnudarse en el escenario o desnudar el alma?
–Por dentro, por supuesto. Antes de empezar esta función te habría dicho por fuera, pero después de esta función, que ya me he quitado el miedo, ahora te digo que sí, que por dentro. Además, los actores que cuando nos subimos a un escenario o incluso en nuestra vida, nos vemos como muy extrovertidos, con sentido del humor, pero en el fondo es una coraza para tapar todos los sentimientos que tenemos dentro, porque si no, nos sentimos vulnerables y lo disfrazamos con ese sentido del humor y esa forma de ser tan abierta, pero realmente somos muy pudorosos con nuestros auténticos sentimientos.
–Y esos sentimientos son los que cuenta en el libro, sobre un pasaje de su vida.
–Sí, me ha costado bastante, sobre todo porque he comprobado que cuando pasas momentos muy traumáticos, la mente es muy inteligente y los coloca en no sé qué parte del cerebro donde no lo recuerdas. Eso es lo que yo había hecho. Había olvidado o tenía escondidos una serie de recuerdos porque hacen daño y duelen. Ha sido como un tsunami de emociones. He querido plasmar muchas cosas que sé que van a ayudar, porque me siguen escribiendo muchas chicas jóvenes o madres contándome los mismos miedos o haciéndome las mismas preguntas. Y me dije que algún día lo plasmaría en un libro para poder ayudar a toda esa gente y al final ha llegado ese momento. He llorado mucho escribiendo, pero al final ha sido como una liberación. Estoy ya llegando al final y para mí, personalmente, ha sido un viaje y una aventura muy dura, pero maravillosa.
–¿Cuál fue el detonante?
–Ya lo tenía pensado, pero llegó el confinamiento y ese fue el momento. Además de hacer tartas de queso como para una boda con mis hijos, de jugar al baloncesto con uno y ver series con el otro, dije ahora o nunca. Me enredé. Primero fue como vomitar ideas y como pollo sin cabeza y ahora lo que estoy haciendo es ir armando. Es mitad ficción y mitad realidad, pero con mucho sentido del humor que es como soy yo, porque el humor siempre ha sido mi escudo y mi salvavidas, con mucha esperanza, pero también con muchos momentos muy duros que no he querido maquillar, porque la vida es eso, sonrisas y lágrimas.
–Volviendo a la obra, será un espectáculo para disfrutar.
–Sí, a todos les diría que nos merecemos hora y veinte de risas, de buen rollo, de pasarlo bien y que con este espectáculo no solo nos vamos a llevar ese buen rato, sino que también nos vamos a llevar un mensaje que hoy en día sigue siendo importantísimo...
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