Por nuestro fútbol

Sé que este artículo puede ser algo impopular, sobre todo para aquellos almeriensistas contrarios a desearle bien a todo lo que huela a Polideportivo Ejido o a aquellos seguidores celestes que no quieran compasión por parte del otro lado. No obstante, me tengo que mojar sobre este tema: yo me alegro del resurgir del fútbol del Poniente. Y por muchos motivos.

El primero de ellos, por mi profesión. Como podrán ustedes imaginar, los periodistas almerienses nos vemos enormemente beneficiados si en la provincia hay dos equipos en la élite en vez de uno. Si, además, uno de esos clubes es capaz de arrastrar a parte de la provincia, como es el caso del CD El Ejido con el Poniente, nuestras fronteras se abren aún más.

El segundo, por nuestro fútbol. No somos el Sevilla y el Betis. Tampoco el Madrid y el Atlético. Ni el Barcelona y el Espanyol. Rivalidades, todas ellas, en las que se desean descensos al contrario, sabedores los seguidores de todos estos clubes que su máximo enemigo, por historia, afición y economía, terminará retornando a Primera. Nosotros no tenemos esa garantía. El fútbol almeriense ha sido, por norma general, muy pobre, con equipos apareciendo y desapareciendo y ninguno llegando a la élite de este deporte. Por eso fuimos unos privilegiados todos aquellos que vivimos esos derbis en Segunda División.

El último motivo que quiero reseñar es, precisamente, éste. El juego que da un Almería-El Ejido a los futbolistas, a la prensa y a los aficionados no se puede encontrar, si me apuran, ni en un choque frente al Real Madrid o el Barcelona. Es una rivalidad que quiero volver a vivir, tanto en el Mediterráneo como en Santo Domingo. Y cuanto más alto, mejor. No olvido que los celestes casi descienden al Almería en la 2002/03, pero quiero recordárselo, como almeriensista, en el césped, y no viéndolos morir. Enhorabuena, El Ejido.