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‘La Almunya del Sur’ supera los 250 visitantes

‘La Almunya del Sur’ supera los 250 visitantes

Sus promotores se plantean realizar visitas nocturnas, ante la gran demanda tras la apertura de este jardín botánico de 2.500 metros entre Balerma y Tarambana

Elizabeth De la Cruz

Lunes, 8 de agosto 2016, 08:50

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Sus impulsores nunca pensaron que sería tal la expectación, pero lo que comenzó como un pasatiempo y afición acaba de convertirse en una alternativa de ocio y en uno de los espacios de mayor atracción para turistas y autóctonos. Porque tras abrir sus puertas hace apenas cuatro meses, 250 visitantes ya conocen las más de mil especies distintas de plantas que cohabitan, en un jardín botánico de 2.500 metros que se ubica entre los núcleos ejidenses de Balerma y Tarambana.

Como explican sus promotores, Manuel Sánchez y Carlos Collado, «estamos llenos de proyectos y sugerencias gracias al interés y satisfacción de los visitantes». Y es que este pulmón verde entre invernaderos cuenta con visitas de turistas de diferentes procedencias como Inglaterra, Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Australia y Perú, pero también de diversos puntos del país, como Galicia, Asturias, Navarra, San Sebastián, Barcelona, Madrid, Albacete, Murcia, Córdoba, Ciudad Real, Badajoz y Granada. Quienes ya conocen este enclave realizaron un recorrido envolvente y refrescante, entre el sonido del agua y «la diversidad de plantas, con floraciones y perfumes singulares que no cesan a pesar del caluroso verano», apunta Manuel Sánchez.

Según señala además, las personas acuden tanto «de forma individual, como en parejas, grupos de amigos o familiares, y también asociaciones que aprovechan la ocasión para reunirse y visitarnos». También se ofrece la opción de realizar la visita guiada o de forma independiente. En otro orden de cosas, recuerda Sánchez, La Almunya del Sur también dio lugar a la creación de una asociación de amigos que lleva su nombre, y que tiene su sede en este jardín. La inscripción está abierta para todas aquellas personas que estén interesadas, y ya se planea realizar actividades didácticas para las diferentes etapas educativas. La meditación, el yoga, el arte floral y la jardinería son otras de las propuestas que se barajan, indica uno de los impulsores de este proyecto. La idea es que con el tiempo se puedan realizar visitas a otros jardines y espacios.

Al caer la noche

Tal y como adelanta Manuel Sánchez, y ante la demanda existente por parte de los visitantes, los impulsores de este pequeño oasis entre el mar de plástico piensan en realizar visitas nocturnas. «El jardín dispone de iluminación por todo su recorrido otorgándole, junto al sonido del agua, música y floraciones nocturnas con diversos perfumes, otro punto de vista a este jardín-huerto, con mucha magia y encanto», añade.

Naranjos, limoneros, nísperos, ciruelos, melocotoneros o membrilleros, plantas aromáticas o exóticas como palmáceas, bambúes, caña de azúcar, cactáceas y suculentas se dan cabida en este espacio. Y cómo no las hortalizas y las especies más variopintas procedentes de los cinco continentes, incluso se delimita en el jardín un espacio oriental, y de otro lado, la presencia de Madagascar es casi constante.

El objetivo no es otro que «fomentar y divulgar el mundo botánico, estudiar la asociación entre las diferentes plantas y ver cómo se comportan para facilitar la no utilización de productos químicos, y conseguir un jardín en equilibrio», detalla Sánchez. Como relata, el primer artífice de dar vida a este encuentro con la naturaleza en pleno Poniente almeriense fue Carlos Collado. «Carlos empezó hace diez años a hacer los trazados de caminos para dibujar un jardín andalusí, donde hay fuentes con acequias. Él inició este proyecto porque es un apasionado de la botánica y del diseño del jardín romántico, y yo me uní hace cinco años», explica.

De otro lado, el agua es otro elemento indispensable, y se encuentra presente durante todo el recorrido circular a través de estanques, albercas, acequias, fuentes y hasta un aljibe típico ejidense. Lo curioso es que este jardín botánico de 2.500 metros en el que conviven centenares de plantas de todo tipo, concretamente «más de mil taxones distintos», se presenta al visitante casi como un paraíso entre un mar de invernaderos y de plásticos en El Ejido. De hecho, se ubica a un lado de la carretera que discurre entre Tarambana y Balerma, como parte de una vivienda tradicional de estilo rústico con al menos cien años de historia.

Almunya era el nombre con el que los árabes denominaban a una villa o casa de campo en las proximidades de una ciudad. Incluso se trataba en numerosas ocasiones de una explotación agrícola que a veces también desempeñaba funciones defensivas. En ella, confluyen diferentes espacios entrelazados por una red de senderos que envuelven siempre a quienes los recorren, y evoca tranquilidad y equilibrio con el medio ambiente y la naturaleza. Bajo esa premisa nació hace diez años, La Almunya del Sur.

Con todo, hoy se ha convertido en todo un reclamo turístico para la localidad ejidense, y que se oferta así de hecho desde el Ayuntamiento, a ejidenses y visitantes interesados en conocer este espacio. Y es que aún hay a quienes les cuesta creer que en pleno campo pueda encontrarse un paraíso como el de La Almunya del Sur. Para realizar las reservas, sólo hay que llamar al número de teléfono 610 523 084.

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