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Entre las actividades de fomento del ocio y tiempo libre que se propician desde Asprodesa, se encuentra el buceo adaptado.
Asprodesa suma una década de apoyos y la tutela de 16 personas con discapacidad

Asprodesa suma una década de apoyos y la tutela de 16 personas con discapacidad

Gracias a este servicio, hombres y mujeres de entre 30 y 68 años cuentan con más recursos para lograr su plena integración social

Elizabeth De la Cruz

Lunes, 1 de agosto 2016, 08:15

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No todas las personas con diversidad funcional cuentan con los mismos apoyos o recursos por parte de sus familiares en lo que respecta a potenciar su calidad de vida o caminar hacia esa integración plena en la sociedad, que sólo brinda la independencia y la adquisición de nuevas habilidades y aptitudes. Pero ahí es donde entra a funcionar el servicio de tutela de Asprodesa. Y es que la Asociación en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual del Suroeste de Almería ofrece desde hace ya una década este servicio de tutela y acompañamiento a personas con discapacidad que bien, «o no tienen familia, o a la familia que tienen le resulta imposible, o sencillamente no quiere facilitar una mejor calidad de vida a su familiar», explica a IDEAL Roberto Aguado, educador social responsable de este servicio.

En la actualidad, concreta Aguado, este servicio se ofrece a 16 personas frente a las 3 que se atendían en sus inicios. «A él pertenecen tanto hombres como mujeres, y las edades van desde los 30 años de José Manuel, el más joven del servicio, hasta los 68 años de Conchi», desvela el educador social, mientras aclara que, por tanto, «lógicamente no pueden ser nunca las mismas necesidades las de José Manuel que las de Conchi, ni los gustos ni sus expectativas, por eso es fundamental dar un servicio individualizado a cada persona».

Como recuerda Aguado, «quizás cuando Baltasar y José Manuel, dos hermanos que viven en su casa en La Mojonera, llegaron al servicio fue cuando se produjo un salto en el tipo de apoyos que prestar y oportunidades que generar», puesto que hasta ese momento, las personas tuteladas por el colectivo residían en las propias viviendas de Asprodesa. De este modo, apunta el educador social, «los servicios de alimentación, administración de bienes, y todo lo referente a la vida diaria estaban cubiertos por el resto de profesionales de Asprodesa, centrándose la actuación del servicio de tutela en los periodos de ocio y tiempo libre, así como en dar un trato más personal hacia la persona».

Sin embargo, con la llegada de estos dos hermanos huérfanos que no cuentan con el apoyo diario de su familia más cercana, los servicios que este colectivo comienza a prestar se vuelven más amplios, «como por ejemplo la solicitud y concesión de la Ayuda a Domicilio, para que les presten los apoyos que necesitan para realizar determinadas actividades de la vida diaria en su propia casa». Así, con estos recursos, los dos hermanos pueden vivir de forma independiente de manera muy satisfactoria, si bien ellos mismos ante sus circunstancias personales lograron adquirir nuevas habilidades que otras personas con diversidad funcional quizá nunca se han visto obligadas a aprender por vivir en un entorno familiar de cierta protección.

Profesionales y voluntarios

Tal y como enumera Aguado, «al servicio de tutela realmente pertenecen varios profesionales, contamos con el director técnico de Asprodesa, que lo coordina todo, un abogado para todo el tema legal, trabajadoras sociales, que realmente están para todo, incluso para algunas de esas cosas legales que hemos dicho antes, y la auxiliar de tutela, que es la persona más cercana a los tutelados. En esta línea, el educador social de Asprodesa ensalza la labor que realiza su compañera más veterana, «Chari, que es el referente más próximo, y la profesional que más tiempo lleva en el servicio, son ya 7 años mejorando la calidad de vida de las personas tuteladas».

De igual modo, Roberto Aguado destaca el imprescindible apoyo de los voluntarios. «Gracias a ellos, podemos organizar también alguna actividad que requiere más apoyos, así como llegar a dar todos los apoyos que necesitan. Contamos con voluntarios que se prestan para acompañar a la persona tutelada a disfrutar de las aficiones de cada uno, el deporte, el cine o la música», matiza.

Como concluye este educador, «aunque es algo muy utópico lo recogido en nuestra misión en relación con la sociedad, cuando hablamos de una sociedad justa y solidaría, puede ser que a veces la sociedad en la que vivimos no sea así, y nuestra labor es la de ser actores de cambio, es transformar esa sociedad en más justa y solidaria, a través de concienciación y de inclusión, en consecuencia de normalización». Así las cosas, «los apoyos que ofrecemos y las oportunidades que generamos se hacen en una sociedad normalizada, inclusiva. Utilizamos los mismos sitios, las mismas actividades, los mismos planes de ocio y cultura que cualquier otra persona». Y es que se trata de un servicio que sin duda conlleva la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad.

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